1. Femdom de cuarentena. De novio a esclavo en castidad (8)


    Fecha: 29/07/2025, Categorías: Dominación / BDSM Autor: iñigogom, Fuente: CuentoRelatos

    Durante los siguientes días, con lo único que jugamos fue mi ano, que fue explotado de forma cotidiana como nunca antes. Casi todos los días antes de dormir Nuria me follaba con el strap on. Le encantaba la sensación de poder que le otorgaba. Me tiraba del pelo al follarme en cuatro, como antes hacía yo con ella, me daba cachetazos en el culo, y después se corría ella sola tocándose. Pero por más que se lo pedía, Nuria no me dejaba probar su coño. Ni tan siquiera tocarlo. Y cuando preguntaba porqué, me mandaba callar. Llegó a tanto mi desesperación que le pedía con la boca abierta que al menos me dejara probar su saliva, cosa que a veces me dejaba. Cuando ella se corría, tenía que mirarla fíjamente a los ojos, y después me permitía chuparle los dedos. Después, antes de dormir, me quitaba siempre la jaula de castidad. Dormíamos en cucharita por decisión mía. Sentir su caliente culo con mi polla erecta después de tenerla todo el día enjaulada era una sensación muy buena para terminar el día, aunque se mezcaba con la frustración de no poder hacer nada más que eso.
    
    Por lo demás la convivencia iba bien. A veces Nuria hacia las comidas, y a veces yo. También interactuábamos bastante con sus compañeras de piso, que eran una pareja lesbiana. Las dos eran mexicanas, de piel bastante morena, muy delgadas pero no muy guapas de cara. No me llamaban especialmente la atención ni me caían demasiado bien, pero era bastante fácil convivir con ellas. Por lo demás, Nuria me había jurado que ...
    ... no les había contado nada de nuestro “pequeño” secreto, aunque no tenía del todo claro que no supieran nada.
    
    Pero de un día para el otro, se enteraron de todo.
    
    Yo estaba saliendo de la ducha, con la jaula puesta. Y una de las compañeras, Camila, entró, pensando que no había nadie. Inmediatamente cerró la puerta al ver que yo estaba dentro, pero pude ver cómo sus pupilas hicieron contacto con mi cuerpo desnudo, y la jaula destacaba por su color blanco.
    
    Se lo comenté a Nuria, que reaccionó riéndose pero sin más. Parecía no importarle mucho. Decidimos hacer como si nada, pero no fue posible. Camila, el día siguiente, estando a solas con Nuria, le preguntó al respecto. Y Nuria le contó todo. Lo supe porque ese mismo día cenamos todos juntos y Camila me miraba de forma muy diferente, y fijamente. Yo lo noté y se lo dije a Nuria, que al principio juró que no le había dicho nada, pero al insistir más, finalmente me confesó lo ocurrido.
    
    Desde ese momento se me hizo más incómodo vivir en la casa. Sabía que tanto como Camila como su novia, Helena lo sabían todo. Y me daba vergüenza, por lo que empecé a comportarme de manera diferente en su presencia y la relación con ellas se fue enfriando, a pesar de que Nuria intentaba quitarle el hierro al asunto.
    
    Pero al mismo tiempo, la situación empezó a darme morbo. Empecé a fantasear con ser dominado por ellas tres, no porque me resultaran especialmente atractivas, sino por el hecho de ser dominado por varias mujeres a la vez. Y ...
«1234...»