Mi colega y amigo presumido (y cornudo)
Fecha: 29/07/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: AlonsoLima, Fuente: CuentoRelatos
Conocí a Roberto en la universidad. Siempre fue famoso por sus triquiñuelas y por sus negocios turbios. Siendo aún muy jóvenes, en los 20s, ya tenía varias actividades poco éticas que le daban buenos ingresos. Gastaba todo ese dinero con chicas lindas y, como era de esperarse, finalmente la universidad lo expulsó.
Le perdí el rastro por más de 15 años. Me lo volví a encontrar en una gran empresa en la que trabajé un tiempo. Tenía yo un puesto de mediana importancia y él, a pesar de finalmente también haber terminado ingeniería en otra universidad, tenía un puesto muy básico de supervisor en un área de servicios generales.
A los dos o tres días que llegué a la empresa, se presentó en mi oficina. Lo reconocí de inmediato, seguía igual en lo físico. Y rápidamente confirmé que igual en las tretas y mañas. No había cambiado. Lo recibí cordialmente y desde ese momento me visitaba una o dos veces por semana a la oficina y almorzábamos un par de veces al mes.
Sus conversaciones eran recurrentes. Presumir de la esposa sensual que tenía y de sus ocasionales amantes. Tenía ya más de 35 y seguía siendo un veinteañero. Incluso, sin respeto por su esposa, me mostró fotos de ella en lencería o bikinis playeros. Realmente un hembrón. De la selva peruana (la zona famosa por sus mujeres fogosas) pero mucho más guapa de las que había conocido.
Sólo le decía “te envidió amigo, que rica hembra tienes”. A todas luces, eso lo hacía feliz. Mi sueldo era poco más del cuádruple que el ...
... suyo y, en la mujer al lado, él podía decirse que tenía ventaja y la presumía.
Roberto era un tipo poco apreciado en la empresa. Se había ganado la “estabilidad laboral” por su tiempo de permanencia, y seguro con incentivos a sus supervisores durante sus años iniciales. Luego de eso, ampliamente detestado. Más de un colega me consultó porque le daba tanto espacio y les respondía siempre lo mismo “fue mi compañero de universidad y nunca chocó conmigo”.
Un viernes me comentó que al día siguiente su esposa prepararía potajes de la selva para “que en su barrio prueben lo rica que es la comida de su zona”. Me preguntó si quería ir con mi esposa. Le dije que le agradecía, pero que mi esposa ya tenía un full day con mi hija y unas amigas del colegio, en una ruta cercana a Lima. Titubeó y me dijo que si quería podía ir solo. Acepté.
Decidí ir en taxi. Conocía el barrio por referencias y no era el mejor de Lima. Además, supuse que bebería y prefería no manejar de regreso. Roberto tenía una pequeña casa de un piso y un segundo piso en construcción. Cuando llegué estaban su esposa y su suegra con una parrilla hacia la calle. Me presenté y me recibieron amablemente, Roberto les había contado mucho de mí.
Su esposa como en las fotos, espectacular. Su suegra empezando los 50s pero realmente una hembrota para todo uso. Charlamos sobre como conocí a Roberto en la universidad. Ellas me dijeron que “qué pena que por falta de dinero no pudo terminar en esa universidad”. Les había ...