Mi primo me hace gozar una y otra vez
Fecha: 09/08/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: MikeFed, Fuente: CuentoRelatos
"Me tomó de la mano y fuimos tras los arbustos. Me abrazó, rodeándome por completo con sus brazos. Y me dio un beso tremendo, quede temblando, totalmente excitada. Y para mi locura total, corrió el corpiño de la bikini y me comenzó a chupar los pechos mientras me acariciaba la espalda."
Cuando mi madre me conto que el fin de semana iríamos a la costa, y nos quedaríamos en la casa de unos tíos lejanos me estremecí. Después de varios años volvería a encontrarme con Facundo, el muchacho que hace unos años, apenas yo había cumplido 18 años, había sido el hombre que por primera vez me había besado con una pasión que nunca pude olvidar. En esa época él tenía 25.
Alto, con un físico marcado por el gimnasio y el deporte, muy lindo de cara, y con un humor tremendo, era la locura de todas las chicas en la playa. Yo lo miraba y me babeaba. Nunca fui una hermosura, solo una chica normal, con buen cuerpo, pero no algo que dejara con la boca abierta a los hombres.
Una noche, para festejar los 18, fuimos a bailar con unas chicas. Facu estaba con sus amigos. La verdad, es que pase vergüenza. Tome dos tragos y ya estaba mareada. Él me miraba y sonreía. Hasta que vio que un chico que no era de su grupo se me acercaba y me abrazaba. Con mucha educación, lo apartó, me abrazó y me acompañó a la casa. Yo, enojada le decía que ya era grande.
—Si Nati, sos grande, no lo dudo. Decía él riendo.
—En serio Facundo, soy grande. No tenés que preocuparte, se manejar a los ...
... hombres.
—Claro, porque sos grande.
—Eso, soy grande. Puedo estar con un hombre si quiero.
—Si Nati, por supuesto. ¿Con cuántos hombres estuviste?
—Eh… Muchos… mis compañeros del colegio…
—Ah, claro. Y supongo que gozaste como loca…
—Bueno, yo…
—No te detengas, vamos. Sos una criatura, te agarra cualquier tipo del boliche y la vas a pasar mal, sobre todo mañana a la mañana, cuando te des cuenta.
—Facundo, no sos mi papá.
—No, soy tu primo.
Así fue que llegamos a su casa, discutiendo por culpa de mi borrachera. Al día siguiente no paraba de cargarme. Pero solo cuando estábamos solos, no delante de sus amigos o mis amigas.
—Mocosa, ¿Te acordás de algo? Me preguntó
—Algo… ¿Por qué lo hiciste? Pregunté.
—¿Sacarte del boliche? Porque no quiero verte lastimada, ni física ni emocionalmente.
—Gracias… ¿Te puedo preguntar algo?
—Dale mocosa.
—¿Por qué pensás que soy virgen?
—Por la inocencia que tenés, sos una tierna. ¿O me equivoco?
—No… y no me digas mocosa, no soy mocosa.
Unos días después, el último día que nos quedábamos le dije de salir a caminar, fuera de la vista de mis padres.
—Facu, quiero pedirte algo.
—Ojo lo que pedís.
—Sé que si te pido lo que realmente quiero, me sacas corriendo… Quiero pedirte que me beses, como besarías a una chica como las que vos…
—Sos tremenda. ¿Tampoco te besaron con calentura?
—No…
Nos sentamos en la arena, y me pregunto si realmente quería que me bese. Le dije que sí y nos tiramos. Me ...