Con mi ex novia y su hermana, segundo día
Fecha: 11/08/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: MikeFed, Fuente: CuentoRelatos
... me miro furiosa.
—¿Qué pasa que me miras así?
—Te odio, me dejaste peor que una fundición de acero…
—Interesante… ¿Hay alguna forma de calmarte?
—Por supuesto que hay… que me cojas, por donde quieras, como quieras, pero que me cojas…
—No… Dame la mano. —Dije y ella extendió su mano y la puse sobre mi pija que estaba parada.
—Hijo de puta… no podes…
—Sacate la tanga y separa bien las piernas.
—Sergio, estas manejando…
—Vos no… Bueno, si no querés…
No me contesto, y sin dejar de acariciar mi pija se quitó con la otra mano la tanga y separo las piernas.
—Tocate.
—No…
La tomé de los cabellos y la hice acercarse. Quitando solo un segundo la vista del camino, la miré a los ojos y le dije:
—Tocate. —Y la solté.
Ella llevó su mano y se empezó a tocar y a gemir…
—Hijo de puta, no me podés estar haciendo esto…
—Vos lo estás haciendo, yo manejo…
—Y me ordenas que hacer… y yo como buena sumisa, te hago caso…
—¿No eras dominante?
—Con vos imposible… sos… Agg… sos imposible de dominar y me encanta ser sumisa con vos…
—No quiero que acabes…
—Sergio, por favor, dejame acabar…
—No…
—Hijo de puta… —Dijo y dejo de tocarse…
—Tenes que ponerte crema en el culo.
—Cuando llegue a casa…
—Ahora… y bien adentro…
—Maldito desgraciado…
Tomo la crema, la abrió y puso un poco en un dedo. Volvió a apoyar su mano en mi pija, se puso de costado y empezó a meterlo.
—Duele…
—Necesita más crema…
—La puta ...
... madre…
—Más…
Ella se puso más en el dedo y ya estábamos circulando por Carlos Paz.
—Movelo, así penetra bien…
—Me estás haciendo pajear el culo maldito…
—Pero no podés acabar…
—Hijo de puta…
Llegamos y cuando entramos la cara de Cata era de furia total.
—¿Qué te pasa Cata? —Pregunto Carla.
—Que este hijo de puta me hizo pajearme, concha y culo… y no me deja acabar, tengo 25 orgasmos atravesados y no doy más.
—No podés ser tan desgraciado…
—Me voy a poner la malla.
—No… —Dijo Cata y Carla se rio.
Me puse la malla, Carla armo unos sándwiches y fuimos al quincho a comer los tres y tomar cerveza.
—Carla… tu hermana es sumisa…
—Desgraciado… —Dijo Cata.
—¿En serio?
—Sí, veníamos, y pare en un bosquecito, bajamos y no sabes como se dejaba hacer, la puse contra la camioneta dándome la espalda, puso las manos a la altura de la cabeza y separo las piernas sin que yo diga nada.
—Ah bueno… ¿En serio Cata? —Pregunto Carla.
—Si… —dijo bajando la vista y Carla me miró sonriendo.
—Entonces tenés dos sumisas…
—Dos sumisas y dos dominantes… se me ocurren varias cosas… —Dije.
—Contame Sergio. —Dijo Carla…
—Mejor, terminemos los sándwiches y entremos…
—Bueno…
Cuando entramos fuimos directo al dormitorio.
—Quiero verlas jugar, pero sin aparatitos, nada y sin meterse dedos, claro. —Dije.
Mientras ellas se comenzaban a besar, yo me quité la sunga y me senté apoyado en el espaldar de la cama. En segundos se quitaron las mallas y se ...