Gordibuena con vicio. Maggie folla de diez
Fecha: 14/08/2025,
Categorías:
Confesiones
Autor: quemiedo, Fuente: CuentoRelatos
... abrió con sus dos manos, mostrándome su interior descaradamente, resaltado en total esplendor su rosáceo interior, sus labios menores acurrucados, los labios principales iban aumentando el volumen. Maggie en cuando se excita su vulva se dilata visiblemente, los labios mayores engordan y su clítoris multiplica su forma.
Mi plan iba a funcionar, pero no de la forma y manera que había pensado. Arrojándome a la cama, abrí totalmente sus piernas poniéndome entre ellas, poniéndome a mirar de frente su intimidad. Apoyando mi cara en mis manos, mis codos en el colchón. Estaba como un hurón esperando la salida desde la madriguera del conejo saltarín. En nada sus fluidos de la excitación empezaron hacer acto de presencia, ayudados por la mano de su propietaria que acariciaba la punta de la pepitilla. Me incorporé lo justo para quitarle el slip, y lamer sus partes de forma delicada, suave, tenue un es, no es. Soltando un respingo y una contorsión total de su ser inmenso. Está a gusto y entregada.
Mi lengua sobre su femineidad, seguí lamiendo con precisión, con gusto. Están bien las glándulas salivales, no fallaban, la producción de saliva a escala industrial. Su humedad y sus flujos con mis lamidos fue mojando todo aquel entorno. Retorciéndose de placer en la cama, mordiendo su labio inferior para evitar gritos, sus jaleos escandalosos. Su último espasmo bestial, sus fluidos empapaban la blanca sábana. Se había corrido como una vestal divina.
Incorporándose adoptó la posición ...
... del perrito. Cuando se pone así no implora, tampoco sugiere la penetración, es para satisfacer uno de sus vicios: El beso negro. A la labor me puse, no antes de beber un trago de agua con gas, como refrigeración de mis labios, mi lengua y el máximo compromiso de fabricación de saliva. Otra vez notando que se desmoronaba en placer absoluto, en su bajo vientre eran perceptibles pequeñas gotitas de sus exudados deliciosos.
Agarrándome con todo el sentido, sentó su delicioso culo encima de mi cara, restregando el sexo con mi barba de una semana, su boca y mano aparecieron con ganas de faena en el cipote y huevos. La labor fue acertada y continuada, poco faltó a la respuesta de mi eyaculación, estamparse en el mismísimo techo.
Los dos desparramados en la cama, cogidos de la mano, la respiración acelerada mirándonos con total ternura, dándonos un ligero beso en los morros. Fuimos juntos a la ducha para quitarnos los restos del salvajismo y el marrano comportamiento, el sexo o es sucio, o no lo es.
Rápidamente se maquilló ligeramente, a excepción de los ojos, que suele emplear mas tiempo. Buscando en la maleta un sugerente tanga mínimo blanco, los pantalones, unos preciosos zapatos de taconazo, salió de la estancia.
- Vamos chaval, siempre tengo que esperar – su frase chulesca con los brazos en jarra.
La adoro en su totalidad.
Quemiedo.
P.D.
Echo de menos comentarios en los relatos, deberían ser la sal al esfuerzo del autor. Un acicate para seguir escribiendo ...