1. La putísima madre (capítulo 1)


    Fecha: 07/11/2018, Categorías: Incesto Autor: juliomarkov, Fuente: CuentoRelatos

    ... adentro, mirando la tele como un boludo. Este pensamiento me excitó sobremanera. Las tijeras cayeron de mis manos y sólo quedé contemplando el imponente culo de mi madre, totalmente hipnotizado por su voluptuosidad. Ella, estando aún agachada en medio de su faena, volteó su rostro repentinamente y descubrió mis ojos clavados en su curvada particularidad.
    
    –¿Qué hacés? ¿Me estás mirando la cola?
    
    –No… perdón… yo…
    
    –¡Che, atrevido, soy tu madre! –me dijo con tono algo risueño y quizá algo concupiscente.
    
    Entonces se incorporó frente a mí abrazando la pila de pasto que había recogido y, al ver que yo no reaccionaba, me la arrojó encima de mi cabeza.
    
    –¡Ahora sí estamos a mano! –exclamó mientras reía como una nena.
    
    Recién allí reaccioné: me incorporé con un ágil salto e intenté agarrarla.
    
    –¿Ah, sí?, ahora vas a ver, ¡vení acá! –le grité intentando tomarla de sus brazos.
    
    –No, noo –dijo ella a las risas y huyendo de mis garras.
    
    Entonces corrió hacia el interior de la casa. Yo le seguí los pasos pensando “si te agarro no te salvás”. La perseguí por toda la planta baja de la casa en esa especie de juego histérico. La alcancé en el living, justo donde estaba mi viejo, que se había dormido mirando la tv. Recuerdo que ella grito un fuerte “¡nooo!” al sentir que estaba atrapada. Mi viejo no mutó: tenía el sueño tan profundo como el de una piedra. Entonces tomé a mi madre de la cintura con una mano y con la otra empecé a nalguearla fuerte.
    
    –¡Basta, basta, noo, ...
    ... vas a despertar a tu padre! ­–decía ella.
    
    Pero yo estaba tan caliente que no me importó que mi viejo estuviera a unos pocos metros. Lejos de aflojar, lo que hice fue bajarle la calza lo suficiente como para seguirle dando paafff paafff a su culo desnudo. Por primera vez tuve una vista del marmóreo culo de mi madre en cuero y perfectamente entangado. El minúsculo hilito dental blanco que llevaba puesto dejaba sus preciosas nalgas totalmente al aire. Su piel era tersa y sin irregularidades de ningún tipo. Pude sentir la contundencia de esos cachetes macizos, durísimos. Tan duros que tenía que darle con todas mis fuerzas para hacerlos temblar con mis latigazos. ¡Qué hija de puta, qué pedazo de culo! ¿Cómo no lo había descubierto antes?
    
    –¡Basta, me duelee! –suplicaba al ver que yo no aflojaba con las nalgadas.
    
    Como era previsible, el fuerte sonido de los cachetazos y los gritos de mi madre terminaron por despertar a mi viejo, quien no entendía nada de lo que estaba ocurriendo. Imaginen la situación: el tipo se despierta de pronto y se encuentra con la imagen de su esposa con el culo al aire y siendo nalgueada sin piedad por su propio hijo. ¡Era muy fuerte!
    
    –¿Qué hacen? –preguntó. Estaba perplejo y totalmente confundido. No era para menos.
    
    –Nada viejo, tu mujercita se portó mal y la estoy castigando, vos seguí durmiendo tranquilo.
    
    Ella no dijo nada, pero se notaba a la legua que estaba gozando de lo lindo. Parecía estar como en trance, con la mirada perdida y con ...
«1...3456»