Unas vacaciones con mis tías (1): La llegada a la playa
Fecha: 16/08/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: Alfil-1, Fuente: CuentoRelatos
... y en el otro lateral una mesa alta rectangular rodeada por ocho sillas. Al lado había un pasillo que comunicaba con una amplia cocina, un aseo y un cuarto trastero y en la misma pared, al otro lado salían las escaleras que daban al primer piso, donde estaban las habitaciones. También había otra puerta en la misma pared que la del garaje que no supe a donde daba. Subimos y nos mostraron las ocho habitaciones que tenía la casa, no habría problemas, tendríamos una para cada uno. Las escaleras continuaban hasta una buhardilla que ocupaba la mitad de la casa, con una puerta que daba acceso a una terraza que cubría la otra mitad. Vamos una casa de ensueño comparada con el piso donde vivíamos.
Eran las doce del mediodía y el sol apretaba con fuerza.
– Venga, cambiaros y daros un baño en la piscina antes de comer. Así estaréis fresquitos!
Nos dijo Sole. Le hicimos caso y después de ocupar las habitaciones que nos habían asignado nos pusimos los bañadores y bajamos al salón, que era por donde se salía al jardín trasero, aunque también se podía salir por la cocina. Recordé mis tiempos de niño donde casi me perdía jugando entre los arbustos y árboles de ese inmenso jardín, bueno, inmenso para un niño de diez años, aunque en ese momento con diez y ocho también te podías perder de la vista de los demás. La piscina tenía forma de ocho, de unos doce metros de larga y seis en las zonas más anchas. Estaba a unos cinco metros de las escaleras que bajaban del salón y a la izquierda ...
... había una especie de perchero con toallas. Donde acababa la piscina comenzaban los arbustos y algunos árboles frutales que ocupaban unos cincuenta metros de largo por veinte de ancho. También había varias hamacas alrededor de la piscina sobre un césped bien cuidado y una mesa redonda con varias sillas.
Cuando baje los escalones del salón, ya estaba mi hermana bañándose y mi madre hablaba con mis tías, sus hermanas. Mis hormonas que llevaban tranquilas varias horas volvieron a fluir a gran velocidad. Las tres se habían puesto bikini y dejaban ver sus cuerpos casi desnudos. Mi madre había sido la más recatada, su bikini, verde con rayas negras, no llegaba a ser un tanga, pero resaltaba su carne todavía algo blanca a la espera de ser bronceada por los rayos del sol. Mis tías sin embargo, no eran nada recatadas, los tangas que llevaban eran espectaculares y dibujaban perfectamente sus culos casi desnudos. A Candi, la parte de arriba le recogía bien sus bonitas tetas, pero a Sole parecía que se le iban a salir en cualquier momento. Lo primero que pensó mi mente perturbada fue en comer esas grandes tetas y decidí meterme en el agua antes de que se me pusiera la polla dura con pensamientos delirantes.
– Como ha crecido Pedrito! Vaya altura que ha cogido! Cuantos años tiene ya?
Oí que le decían a mi madre cuando pasé a su lado para entrar en el agua. Una vez dentro ya no me preocupó mirarlas, mi miembro estaba protegido bajo el agua fresca. Sole, la más voluptuosa, tenía la ...