1. Unas vacaciones con mis tías (1): La llegada a la playa


    Fecha: 16/08/2025, Categorías: Incesto Autor: Alfil-1, Fuente: CuentoRelatos

    ... piel más morena y con el sol que ya había cogido casi podía pasar por mulata. Candi tenía la piel más blanca, parecida a la de mi madre, pero el sol la había dado un tono muy atractivo. Con su pelo rojo y viéndola de espaldas, se le podían echar diez años menos. Aunque para mí, la más estupenda era mi madre, la veía preciosa con su bikini verde con rayas negras, sus tetas y su culo tenían las medidas perfectas para mí gusto, y sus muslos, ufff, sus muslos me volvían loco. Con diez y ocho años y mi mente pervertida ya me había hecho unas cuantas pajas pensando en ella. Lo que si debía de ser genético eran los pezones, a las tres se las marcaban de una manera ostentosa, incluso mi hermana, que nos tenía muchas tetas, tenía los mismos pezones. Después de esa mirada ya tenía claro que iba a caer una paja antes de comer.
    
    Al cabo de unos minutos las tres entraron en el agua bajando por los escalones que había en la zona más cercana a la casa. Candi y mi madre se sentaron en los escalones con la mitad del cuerpo sumergido en el agua y Sole se lanzó a nadar hacia donde yo estaba.
    
    – Que buena está el agua, verdad!
    
    Me dijo al llegar cerca de mi. La piscina no cubría, por lo menos a mí. La zona más profunda estaba en el centro y me llegaba al cuello. En el lado opuesto a las escaleras me llegaba por encima de la cintura y me había apoyado en el borde con los brazos abiertos.
    
    – Si tía, está estupenda!
    
    Le contesté. Se puso de pies y sus grandes tetas, apenas tapadas, ...
    ... flotaron como dos pelotas de playa. Su carne morena y tersa brillaba con los rayos de sol cayendo en vertical y mis ojos se clavaron en esa carne deliciosa sin poder evitarlo.
    
    – Que guapo y que fuerte te has puesto! Me dijo tocándome el pecho que quedaba fuera del agua. Las pocas veces que había ido al gimnasio habían hecho su efecto y realmente se me marcaban unos buenos pectorales.
    
    – Gracias tía! Tú también estás muy bien! Le contesté devolviéndola el cumplido.
    
    – Llevábamos mucho tiempo sin verte, con lo que venías de pequeño y ahora nada! Deberías venir de vez en cuando a vernos!
    
    Se había dado cuenta de cómo miraba sus tetas, pero más que molestarse, hizo un ademán de colocarlas con sus manos subiéndolas a la vez que las juntaba. Mire de reojo para ver qué hacían mi madre y Candi, y vi que charlaban animadamente sentadas en los escalones de la entrada. Mi hermana ya se había salido para tumbarse al sol.
    
    – Llevas razón tía. Ahora que ya tengo el permiso de conducir podré venir mas a menudo!
    
    – Y que tal, ya tienes novia?
    
    Preguntó volviendo a colocarse las tetas. Esos movimientos me estaban poniendo frenético.
    
    – Que va, soy muy joven, pero tengo amigas!
    
    Sole se pegó más a mi hasta rozarme con sus grandes tetas.
    
    – Amigas cariñosas?
    
    Me dijo con una sonrisa excesivamente pícara. Cuando note esas tetas pegándose a un lateral de mi torso sentí un latigazo de hormonas que provocaron que mi polla diera un respingo. No podía quitar la vista de las tetas y ...
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