1. Carta a mi nuera


    Fecha: 18/08/2025, Categorías: Incesto Autor: Kiko, Fuente: CuentoRelatos

    ... tu ojete al meter el dedo pulgar dentro, luego puse la polla en la entrada del ojete, te eché las manos a las tetas y te dije:
    
    -Empuja con el culo.
    
    -No, empuja tú.
    
    Empujé y te entró la cabeza, el resto ya lo metiste tú de un empujón. Quité una mano de tus tetas y te metí dos dedos dentro del coño... Tiempo después, con una mano pringada de mantequilla acariciando tus tetas, con la otra metiendo y sacando los dedos del coño y acariciando con la palma el clítoris y con la polla entrando y saliendo del culo, me dijiste:
    
    -¡Me muero!
    
    Te corriste cómo una golfa y yo te llené el coño de leche.
    
    Al acabar me dijiste:
    
    -Suéltame.
    
    Te solté, me cogiste la polla, polla que estaba con la cabeza baja, la metiste en la boca y mamando y meneando la volviste a poner dura.
    
    Con ella tiesa en tu mano, me miraste y me preguntaste:
    
    -¿Me dejas que te ate?
    
    Sin querer iba a caer en tu trampa.
    
    -Ata.
    
    Al tenerme atado de pies y manos sonreíste. Estiraste el dedo medio de la mano derecho y encogiste los otros. Tus ojos se achinaron y la sonrisa se volvió maléfica. Acojonado te dije:
    
    -¡No!
    
    -¡Sí!
    
    No tuviste ni la delicadeza de untar el dedo con mantequilla, lo clavaste en mi culo sin anestesia. Pegué un brinco en la cama al tiempo que decía:
    
    -¡¡Puta!!
    
    -Sí, soy una puta, una puta vengativa.
    
    Al ver cómo tu linda cara se acercaba a mí creí que tus besos iban a atenuar la ofensa. ¡Y una mierda! Me metiste un bocado en el labio inferior que me hiciste ...
    ... sangre. Ya no dejaste le lamer mi sangre y besarme con lengua hasta que dejé de sangrar. Al ratito me empezaron a gustar tus besos con sabor a sangre y el dedo entrando y saliendo de mi culo. Mi polla latía cómo el corazón de un caballo desbocado cuando me preguntaste:
    
    -¿Quieres correrte?
    
    No te iba a decir que no
    
    -Sí.
    
    Gozabas haciéndome sufrir,
    
    -Pues te vas a correr cuando me salga del coño.
    
    Dejaste de besarme, sacaste el dedo de mi culo. Me diste la vuelta y me dijiste:
    
    -Te voy a quitar el vicio de pegarle a las mujeres.
    
    Lo siguiente que vi, mejor dicho, lo siguiente que sentí fueron dos trallazos en el culo.
    
    -¡La madre que te parió!
    
    Me pusiste una zapatilla marrón con piso de goma de color amarillo en los labios y me dijiste:
    
    -Dale un beso a Teresita para que no sea dura contigo.
    
    Ahora le lo puedo decir, me gusta que me calienten el culo, por eso te dije;
    
    -¡Dame tú a mí un beso en el culo!
    
    -¡Nunca debiste decir eso, cabrón!
    
    Te ensañaste. Ni tu misma sabes las veces que me diste.
    
    Cuando me diste la vuelta tenías las mejillas encendidas. Tiraste las zapatillas y subiste encima de mí. Metiste la polla en tu coño a cámara lenta y rebobinando, o sea, metiéndola un centímetro y sacándola otro centímetro, metiendo dos centímetros y sacando otros dos... Al quinto centímetro me corrí dentro de tu coño. Al sentir mi leche calentita la clavaste hasta las trancas. Ya no te dio tiempo a sacarla, te corriste con mi polla en el fondo de tu coño ...