Lucía, dominación y sexo en la Roma Imperial (Segunda parte)
Fecha: 25/08/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: elzorro, Fuente: CuentoRelatos
... prometí...
- Hijo, ¿qué tal estás? - dijo Fulvio acercándose a la pareja.
"El hijo de Fulvio." pensó Lucía en voz alta atando cabos y enrojeciendo.
- Julio, me llamo Julio... encantado.
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El jardín era hermoso. Había rosas, lirios y claveles. En el centro una pequeña fuente de la que salían dos chorros de agua creaba música natural. Un pájaro trinaba tratando de llamar la atención en un intento vital para encontrar pareja.
Lucía y Julio se sentaron.
- ¿Puedo cogerte la mano? - preguntó el varón.
El pulso de Lucía se aceleró.
Luego, recordando algo, se rio nerviosa.
- ¿Y esa risa?
- Nada, que pareces muy galante. A mi me dijeron...
- Crees que soy blando.
- No he dicho eso.
- Ya... pues no te equivoques, soy el pater familia, tu señor y dueño y puedo castigarte cuando quiera y como quiera...
Lucía, aunque sonrió, notó como un escalofrío recorría su espalda. Las palabras de su prometido eran tal cual... en cierto modo, en ese aspecto, ella no era más que una esclava.
Julio notó la intranquilidad en su compañera y para tranquilizarla o quizás porque la atracción es algo inevitable, la besó en los labios.
- ¿Te gustó?
Lucía se pasó la lengua por la comisura de sus labios y asintió. Quería más, mucho más.
- ¿Dónde está tu habitación?
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- Dominus... Domina - dijo Maya cuando nuestros protagonistas entraron en el ...
... dormitorio.
- Maya... el soldado... - dijo Lucía mirando alternativamente a ambos reconociendo a su futuro esposo.
- Bueno, ya os conocéis. Lucía, te presento a Maya, la esclava que me ayudará con el papeleo y otros asuntos.
- ¿Qué tal estás? Te recuperaste...
- Sí, gracias Domina.
Se hizo el silencio.
- Perdonadme, me retiro y os dejo... solo estaba.- dijo Maya saliendo.
- Por dónde íbamos, ah sí...
Lucía y Julio se desnudaron y se fundieron en un beso intenso con lengua e intercambio de saliva. Luego Julio le chupó las tetas a Lucía quién, cuando llegó su turno, puso en práctica sus lecciones amatorias haciendo que el miembro de su prometido creciese y palpitase emanando calor.
Lucía se dio la vuelta.
- ¿Qué haces? - dijo Julio.
La chica le miró confundida.
- Quiero mirarte a los ojos mientras lo hacemos. - respondió el soldado impidiendo que le diese la espalda.
Lucía sintió como el pene de su amante se abría paso en su húmeda vagina y gimió. Los labios de su prometido besuqueaban su cuello mientras que sus manos ásperas, manejándose con una suavidad casi imposible, sobaban sus nalgas.
El placer inundó a la pareja.
Luego, sobre la cama, mientras la respiración más calmada de Julio llegaba a sus oídos, Lucía pensó en Maya. En el látigo golpeando su espalda, en la teta y el pezón erecto...
Pensó en ella y esta vez no sintió lástima.
Sintió algo peor... sintió celos.