La señora Eva
Fecha: 26/08/2025,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: jovende35, Fuente: CuentoRelatos
... terminar la instalación eléctrica de su casa nueva. Sabe, me siento tan sola, ya nada más quedamos mi esposo y yo en esta casa, mis hijos nos visitan pero no muy seguido.
En ese instante, cuando la señora Eva afirmó "sentirse sola", noté como dirigía su mirada a mi entrepierna, muy disimuladamente y haciéndome el desentendido, le respondí: "Si, así pasa, los hijos crecemos y somos como pájaros, parece que nos salen alas. Yo visito a mis padres muy poco, quizás una o dos veces por mes".
Cuando terminé de ayudarle ella me pidió disculpas por comerse algunos minutos de mi tiempo y me dijo: "Que apenada me siento, espero que no llegue tarde a su trabajo por mi culpa, le debo un café por su gran ayuda, muchas gracias en verdad" A lo que yo respondí: "No se preocupe, aún llevo buen tiempo, que bueno que le pude ser útil, muchas gracias". Antes de retirarme, me ofreció una manzana de un frutero enorme que se encontraba en el centro de su mesa, y me dijo: "Un día de estos le invito un café en su pobre casa", a lo que respondí: "Ahh, muchas gracias, en verdad no se moleste", y ella replicó: "No es molestia,
ya verá que algún día habrá un espacio para que pruebe un delicioso café de olla que me enseño a preparar mi abuela". Fue entonces que me despedí de ella con un cálido saludo, y ella respondió con una enorme sonrisa "que le vaya muy bien".
Tuvieron que pasar tres semanas, para volverla a ver, esta vez era un viernes, de igual forma que la última ocasión, yo caminaba ...
... rumbo a mi trabajo y ella esta vez se encontraba limpiando una ventana de su casa, traía su clásica bata blanca con estampados de flores, cuando de pronto, al observarme me indico con sus manos que fuera hasta ella. Cuando me acerqué, me dijo: "Le debo un café, no se me olvida, ¿Cuándo tiene tiempo de tomarse con calma uno?, le invito aqui en mi casa, ¿como ve?". Insospechadamente algo en mi interior hizo que desafiara la rutina diaria de mi vida, y le dije, ahorita puedo. Una enorme sonrisa se posó en el rostro de la señora Eva, quien inmediatamente me pasó a la sala de su casa, y se dirigió al interior a preparar café, me dijo: "Ya verá que rico café se hacer, permitame nada más quitarme estas fachas". Pasaron varios minutos, quizás veinticinco, y la Señora Eva ni sus luces, comencé a sentirme un poco incomodo estando solo y sentado en la sala, y en eso, la oigo gritar desde el fondo: "Venga por favor!, necesito que me ayude en algo". Caminé intentando
encontrar el espacio de donde provenía su voz, y para mi sorpresa, en una de las habitaciones de aquella casa la Señora Eva me gritó nuevamente: "Mijo, pásale".
Cuando entré en aquella alcoba, la Señora Eva se encontraba desnuda, sobre la cama de rodillas, empinada, a cuatro patas, ofreciéndome su piel madura, no me dijo nada, su mirada parecia decirme: "Sírvete, esto es tuyo". Sus gluteos se veían muy antojables, a pesar del tiempo como marca, sus nalgas eran dos ofrendas nada despreciables.
Lejos de darme miedo o ...