Nochevieja
Fecha: 28/08/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... momento mi compañero de baile fuese con el que había estado hablando durante la cena y con el que había confraternizado más.
Su coordinación de los pasos dejaba mucho que desear. En lo que sí que parecía un experto era en ejecutar los sensuales movimientos, y con ello restregaba su ingle por mi abdomen sin ningún recato. Yo iba con un vestido de noche ajustado. Él iba con traje, y debajo, una erección manifiesta parecía querer horadarme. En ese momento creo que exterioricé mi perplejidad, y la verdad, no sabía muy bien qué reacción mostrar. Por un lado, encontré aquella actitud pueril un poco fuera de lugar, pero por otro, un hormigueo se paseó por mis bajos sin mi consentimiento, en tanto mi pareja de baile me dedicaba una pícara sonrisa que yo no tenía muy claro si devolverle. Aun así, en vista de que no encontró reticencia por mi parte, continuó con unos roces, quizás demasiado sobreactuados, teniendo en cuenta que nuestras respectivas parejas estaban relativamente cerca. En cualquier caso, en medio de tanto frotamiento alcancé también cierto grado de excitación, de tal manera que conforme avanzaba la coreografía, ambos fuimos conscientes de lo que se estaba fraguando. La complicidad se afianzó y la química anterior pasó a tener un componente únicamente sexual. A esas alturas era más que evidente que los dos estábamos de acuerdo con ese osado juego, tampoco había muchas opciones que ponderar, pillar un calentón y desfogarnos más tarde con nuestras respectivos.
Mi ...
... marido bailaba con otra pareja y se le veía radiante, sin sospechar si quiera que su mujer se había puesto cachonda bailando una bachata con otro hombre, en cambio, la mujer de mi compañero de baile reclamó lo que era suyo por decreto, le dio dos besos y retomó el baile con él, por lo que, un poco excitada y, al mismo tiempo decepcionada, regresé con mi marido e instantes después todos volvimos a reagruparnos.
Por aquel entonces se podía fumar en todas partes sin restricciones. Mi esposo se encendió un habano. Le gustaba fumarlos en ocasiones especiales y ésta era una de ellas. Mi compañero de baile le pidió uno, pues al parecer, compartían gustos similares, sin embargo, mi marido sólo había cogido el que pensaba fumarse, el resto los había dejado en el coche, por consiguiente, me ofrecí a traerle uno, y él a acompañarme. No hubo preguntas ni recelos porque aparentemente no había motivo para ello, de modo que los demás siguieron disfrutando de la orquesta.
Al llegar al parking, sin decirnos nada, como si los dos estuviésemos pensando lo mismo, nos abalanzamos uno contra el otro para comernos la boca y nuestras lenguas buscaron la campanilla. Inmediatamente atenazó mis nalgas con decisión, me las apretó con saña y me acercó a él para que notara su creciente erección. La restregó sobre mi sexo a través del vestido como si quisiera perforarlo, al mismo tiempo que sus manos subían hasta mis pechos para apretarlos con la figurada intención de desinflarlos. Mis tetas eran ...