1. Yago (VIII): Final


    Fecha: 08/11/2018, Categorías: Hetero Autor: dont343, Fuente: CuentoRelatos

    ... ¡Si!…
    
    Y se mostró decidido a seguir caminando a través de ella.
    
    - Pues, entonces, ¡esperadme aquí!. No tardaré mucho.
    
    Nandillo volvió sobre sus pasos, con pies ligeros; y Yago se quedó esperándole, un tanto perplejo, en esa plazuela.
    
    En la cocina, Margarita se afanaba preparando infusiones para combatir la resaca de las damas, e Isidro daba instrucciones a los encargados de servir el desayuno de los señores, para que lo sirvieran en el gran salón. Y quizás por eso, no repararon en Nandillo, que había entrado en la cocina, y andaba de aquí para allá.
    
    Detrás de la puerta, colgado en una percha, vio un morral que le vino a pedir de boca; y en el, metió: medio queso, cuatro panecillos, unas morcillas, manzanas y un cuchillo. Y también una bota de vino tinto, que colgaba de ella.
    
    Salió de la cocina sin que nadie se percatara de su robo; y volvió con su señor.
    
    - ¿Donde has estado?.
    
    Nandillo, sonrió muy contento; y cautivo de él, le enseño el morral.
    
    - Ya podemos irnos, ¡mi señor!…
    
    y cogiéndole de la mano, tiró de él para entrar en la galería que llevaba hasta el Valle Grande
    
    - ¿Tenéis hambre?...
    
    Cuando ya habían recorrido más de la mitad del camino, y atravesado la montaña, el Sr. Duque miró a su secretario, preguntándole con la mirada, si era oportuno llamar a Didier.
    
    El secretario miró a su Señor, mostrándole su agrado por la ocurrencia…
    
    ... y el Duque le mantuvo la mirada sonriendo con cierta malicia.
    
    Abrió levemente la portezuela ...
    ... del carruaje y golpeó con su bastón en el lateral. El criado, acostumbrado a oír sus golpecitos, entendió perfectamente su mensaje; y dio una voz a los jinetes que cabalgaban delante de ellos.
    
    El lugarteniente se detuvo en seco; y después acercarse al carruaje acompañado de Didier.
    
    - (En francés) ¡Bajad!, e id a ver que quiere su excelencia.
    
    El soldado, bajó del caballo; y se acercó al carruaje.
    
    El Duque, que miraba disimuladamente por la ventanilla, vio cuando Didier llegaba hasta la portezuela de la carroza.
    
    La abrió, y…
    
    - (En francés) ¡Ah!, Didier. Tengo que daros algunas instrucciones para cuando lleguemos a la fuente de la doncella, ¡subid!…
    
    El soldado entró en la carroza; y enseguida encontró su sitio. Etienne se había echado a un lado, dejándole espacio para sentarse. El Duque cerró la portezuela, y corrió la cortinilla.
    
    El lugarteniente, se dio media vuelta; y cogiendo las riendas de la cabalgadura del soldado, se adelantó; y avisó a Pierre para que continuara con la marcha.
    
    Sin duda, este Duque sabía escoger a su servidumbre.
    
    El carruaje continuó con la marcha; y el soldado se retrepó, abriendo las piernas con sutileza y ofreciendo sus encantos con elegancia.
    
    Enseguida sintió el peso de la mano del secretario; que acariciaba el bulto que iba creciendo entre sus piernas... y su aliento cerca del cuello.
    
    Pero, el Duque solo miraba…
    
    - (En francés) Cada día estáis mas deseable, gatito…
    
    ... ¡quitadle el calzón!, Etienne.
    
    El ...