1. Yago (VIII): Final


    Fecha: 08/11/2018, Categorías: Hetero Autor: dont343, Fuente: CuentoRelatos

    ... soldado levantó el culo, para facilitarle la labor al secretario; que enseguida tiró del calzón hasta dejarlo en los tobillos. Y luego, se agachó para quitarle los zapatos; y así poder terminar de sacárselo.
    
    Ahora, si. Esa visión, enardecía el deseo del Duque; que separó las piernas de Didier, con los pies apoyados sobre el asiento sobre el que el se sentaba; y que colocados entre sus piernas, rozaban sus genitales.
    
    Alargó la mano; y mirándole con los ojos henchidos de deseo, empezó a acariciar esa preciosa y tibia hendidura.
    
    Mientras tanto, Etienne se había inclinado para comerse esa polla cómodamente.
    
    Empezaron a oírse, los tímidos gemidos del soldado, que era prácticamente violado por los dos hombres.
    
    Y, Pierre empezó a sonreír, cómplice de su señor, cada vez que el lugarteniente miraba hacia atrás.
    
    Mientras se aproximaban a la fuente, el Duque y el secretario se estaban beneficiando a ese soldado, sin contemplaciones de ningún tipo; a fondo. Follándoselo a saco, salvajemente.
    
    El rubito era un gatito muy caliente y complaciente, con un excelente diseño, y un poco macarra; al que le gustaba ser el juguete de estos dos ...
    ... viciosos.
    
    Y todavía no eran las once de la mañana, cuando la comitiva del Sr. Duque llegó a la fuente de la doncella; un lugar paradisíaco, plagado de vegetación, que ofrecía paz y tranquilidad a los viajeros que sabían de su existencia.
    
    El Duque, quedó impresionado con su belleza; y se sentó a mirar el vaivén del agua desde una roca cercana al carruaje. La cola de caballo, de agua cristalina, que caía desde quince metros de altura sobre esa pequeña laguna, mantenía un continuo oleaje, en el que se producían unos efectos de color, maravillosos; cuando le daba la luz del sol.
    
    Y se acordó del Marqués, que fue quien le habló de la fuente y aconsejó hacer una parada en ella, de regreso a Versalles.
    
    Y pronto, pudo ver a los cuatro soldados de la retaguardia, que se habían desnudado, para disfrutar de un buen baño en la pequeña laguna; ofreciendo su desnudez sin ningún pudor, mientras jugaban y nadaban en el agua.
    
    Pierre, no les quitaba el ojo de encima...
    
    Sin embargo, Benoît y Alfonse, preparaban el almuerzo del Sr. Duque…
    
    Etienne continuaba incansable, follándose a Didier, dentro del carruaje…
    
    Y el sol, empezaba a calentar...
    
    FIN 
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