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Cuando mi prima descubrió mis relatos eróticos
Fecha: 08/11/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Xtian, Fuente: CuentoRelatos
... como pudieron. —Chicas ¡soltadme por favor, mi prima está loca! —Las supliqué esperando encontrar un poco de cordura y sin embargo explotaron a carcajadas. Miriam se acercó a la cama, se agachó y levantó levemente la sabana que me tapaba para echar un vistazo. —¡Uy! ¡Si lo tienes desnudo! Jaja —Se rio. Laura la imitó y mis ojos se desviaron fugazmente al escote que me ofrecía agachada. Vi su sujetador blanco y a pesar de los nervios que yo tenía encima mi polla cobró vida y empezó a ponerse dura. Aparté la mirada, miré a las otras dos, miré al techo, cerré los ojos pero mi polla creció sin parar hasta llegar a su máximo esplendor. Se me puso tan dura que casi me dolía. Obviamente aquellas tres locas vieron mi erección bajo la sabana. —¡Mira, si se está poniendo cachondo! —Dijo una de ellas. —¡Se le ha puesto dura! —Dijo otra. —Claro —Afirmó mi prima— Porque es un degenerado y un enfermo. Ya os lo dije. —¿No será que me has vuelto a drogar? ¿Qué me has dado viagra en el zumo o algo? —Le grité a mi prima a lo que respondió con una carcajada muy aclaratoria, algo había echado. Y en ese momento comenzaron las humillaciones. Empezaron sacándome fotos a mí solo desde varios ángulos y luego se fueron sumando ellas a las fotos. Una sacaba la foto y las otras dos posaban. Luego rotaban y otra sacaba la foto. Luego pasaron a hacerse fotos con el bulto que yo mostraba a través de la sabana. —¿Se la quitamos ya? —Preguntó Miriam. —Tranquila que ...
... tenemos tiempo ¿o se la quieres ver ya? Jaja —Respondió Laura. Y así siguieron las bromas acerca de mi aparato. —No se te baja nada ¿Tan cachondo te ponemos? —Me preguntaba mi prima. Me bajaron la sabana hasta la altura del ombligo y con un rotulador comenzaron a escribir sobre mi cuerpo cosas que afortunadamente no podía llegar a leer. Siguieron las fotos y las bromas con mi pene. Miriam empeñada en destaparme del todo, me agarro la polla a través de la sabana para comparar su tamaño con el rotulador y por supuesto sacarse la foto de rigor. —A este no se le baja ni con agua fría —Dijo Laura tras ir a la cocina y volver con tres vasos en la mano. Hicieron un brindis, dieron un sorbo y volcaron sus vasos sobre mí. Se me erizaron los pelos de todo el cuerpo pero mi rabo no disminuyo un centímetro. Quise morirme. Me salían lágrimas de ira y de impotencia así que cerré los ojos y los apreté tratando de no otorgarlas el placer de verme llorando. Traté de respirar profundamente y sin ser consciente del tiempo que estuve así… deje de oírlas. Abrí los ojos con temor y no estaban. Ni siquiera las escuchaba hablar fuera de la habitación. La sabana seguía tapando mi erección. De repente oí la puerta abrirse y volví a la pesadilla. Sin embargo, esta vez solo entró Laura. Cerró la puerta tras ella y comenzó a desnudarse. Primero se quitó la camiseta y luego se bajó los vaqueros quedándose en ropa interior. Únicamente con el sujetador blanco que ya había visto antes y un ...