La Cantina
Fecha: 09/11/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... noche y sobre todo por haber colaborado con ella en todo momento. Como verán en todo lo anterior no mintió una sola vez.
Luego le preguntó como había pasado él la noche y pareció interesada en su respuesta. El desayuno quedó listo y me invitaron a compartirlo con ellos en la misma mesa. Durante el desayuno el marido se nos quedaba mirando como si sospechara algo, pero ella sabía fingir muy bien y yo estaba demasiado cansado, lo cual era normal aunque no hubiera yo tenido la actividad referida, por lo que él se tranquilizó, pensando que, que podía haber pasado entre una dama como su esposa y un mozalbete como yo. El muy miserable de mi patrón me recompensó con un bono de diez dólares, lo cual por supuesto ni me molestó, pues ya había sido yo ampliamente recompensado. Me dijo que me tomara el día a lo que yo repliqué que si me quedaba dormido quizá llegara tarde, pero que contaran conmigo para esa noche.
Por supuesto que lo que deseaba era volver a ver a mi amada, así que a las cuatro, la hora de costumbre, ya me encontraba yo entrando al bar. Como el patrón había pasado toda la noche en su otro trabajo, le habían dado el día, así que contra lo acostumbrado, estuvo todo el jueves en el bar. Yo saludé a la señora con el mismo respeto de siempre y me dediqué a lo mismo de costumbre, aunque como ya el día anterior habíamos adelantado mucho, no había casi hacer. Mi patrona le dijo entonces a su esposo que aprovecháramos los tres de empezar a reacomodar la bodega, trabajo que ...
... hacía tiempo mi patrón quería realizar, pero tenía poco tiempo para efectuarlo. En la bodega empezamos a organizar las cajas de bebidas fuertes por un lado, los refrescos a un lado, etcétera. En tres ocasiones diferentes mi patrón mencionó la necesidad de ir a buscar algo afuera de la bodega, en las dos primeras mi patrona me dijo que fuera yo, entendí de lo que se trataba y la tercera vez me ofrecí voluntariamente a hacerlo. El patrón creía que buscaríamos cualquier oportunidad de estar solos, pero al ver que no era así, dejó de insistir. Aparentemente se convenció de nuestra inocencia, porque nunca más volvió a dar señales de suspicacia. Ese día me dediqué con esfuerzo a continuar haciendo lo de siempre, sin voltear siquiera hacia donde estaba mi amada, como lo hacía cuando le tenía terror.
El siguiente viernes, me dijo de tal manera que su esposo escuchara:
- ¡Quítate la camisa mientras limpias los baños, para que no la sudes! Te he visto atendiendo las mesas con la camisa sudada.
Y aparentemente se desatendió de mí, pero más tarde fue a ver si ya había yo terminado, y bajándose la blusa me abrazó por la cintura y me besó pegando sus senos desnudos a mi pecho. Subiéndose nuevamente la blusa salió del baño diciendo:
- Termina rápido que necesito que me ayudes en la bodega (Ésta fue la tónica de nuestras relaciones, cuando el marido la escuchaba, me hablaba en tono estricto, pero cuando nadie lo hacía, solo "Mi Amor" me decía. Por mi parte jamás la llamé de otra ...