Atrapada
Fecha: 10/11/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: ominferno777, Fuente: RelatosEróticos
... desengancharlo. Trataba de tranquilizarme para evitar salir medio desnuda de allí. Lo colgué sobre la puerta, tratando de que no tocara el piso, pues estaba algo mojado y de líquidos altamente sospechosos.
-Que buena estás bebe -me decía.
Con las botas y el corpiño puesto me arrodille frente a él, mis ojos seguían clavados observando el leve bamboleo de su verga. Una vez que la tuve delante de mi rostro, la abrace con la mano derecha cerca de la base y acercándomela a la boca lo miré a los ojos, intentando hacerlo sufrir un poco, aunque la que más estaba sufriendo por no comérmela era yo. Sacudiéndola comencé a jugar con ella, notaba como algunas minúsculas gotas de su húmedo glande me salpicaban el rostro. Él me miraba poseído, mientras yo le sonreía con cara de malvada.
-Como me pones pedazo de puta -sus palabras podían sonar de lo más hirientes en otros momentos, en otros ámbitos; pero a mí me excitaban aún más y ciertamente me sentía como una puta.
Seguí jugando una y otra vez con su pija, él me suplicaba que me la metiera en la boca. No lo hice sufrir mucho más, y abriendo la boca introduje poco más de la mitad, para luego cerrarla y abrazarla por debajo con la lengua. Con los ojos cerrados iba y venía con su verga dentro, succionándola con fuerza. Sólo poco más de la mitad de aquel enorme instrumento desaparecía dentro de mi boca, llegaba hasta mi garganta, salía casi por completo para luego volver a entrar. De vez en cuando me la sacaba de la boca para ...
... observarla, veía mi saliva hacer brillar toda la extensión que lograba mamar.
-Seguí puta, seguí. Que veo que te gusta comerla... que bien la chupas.
Seguí un buen rato mamando, con los ojos cerrados y poseída por aquél instrumento. Cuando noté señales de que estaba por llegar al orgasmo me detuve, no podía dejar que acabara. Él se sentó con las piernas abiertas sobre la taza del inodoro, yo me di vuelta y dándole la espalda comencé a bajar, agarrándome de las paredes del habitáculo. Agarré la punta de su verga para orientarlo a mi entrada, la pasé por mis labios vaginales antes de sentarme sobre ella. Cada centímetro entró lentamente en mi interior. El placer era increíble.
Sentada sobre él comencé a cabalgar rellena de su poderoso miembro, él me tomaba de la cintura y seguía mis movimientos. Yo rebotaba una y otra vez sobre su vientre, viendo su pene desaparecer dentro de mí. Parecía increíble que entrara con tanta facilidad, pero yo estaba tan caliente y tan mojada que solo me provocaba un inmenso placer. Durante las embestidas, él sacaba una mano de mi cintura para agarrarme una teta, la apretujaba y me pellizcaba con fuerza un pezón. Nuestros cuerpos transpiraban, nuestras gemidos se perdían con la música mientras disfrutábamos del sexo como si fuera el último de nuestras vidas.
-Toma, toma, toma... -repetía una y otra vez mientras me cogía. Los músculos de mi vagina estrujaban su pene y mis manos se aferraban a las paredes para no resbalar. Sus amigos habían ...