La migrante caliente (que buenas nalgas) - Relatos Eróticos

La migrante caliente (que buenas nalgas)

Hola soy Ricardo de 41 años.  Casado con dos hijos. Siempre he sido muy cachondo, me mantengo casi siempre duro. Dios me dio un buen miembro de 7.5 pulgadas y grueso, que me ha dado mucho placer con muchas mujeres.  Tengo un negocio de abarrotería, y mi país ha sido un puente para personas que buscan el norte, el sueño americano.  Es el caso que uno de mis empleados se retiró del negocio y puse un letrero de que necesitaba un empleado o empleada y no pasaron más de 3 días y una mujer morena de unos 25 años respondió al llamado, por el hablado se notaba que era migrante, llevaba un pantalón de mezclilla que le quedaba apretado y se podía resaltar su buenísima parte trasera y unos no tan mal par de senos, per osu atractivo no cabe duda era su par de nalgas redondas.  Ella iba acompañada de su marido, quien supervisó todo, desde el lugar donde ella trabajaría así como el salario, prestaciones, etc.  Le di el trabajo y comenzó pronto, Fuimos entablando conversación y ella me contaba las penas que habían pasado para llegar a este país, y solo estarían de paso unos meses, mientras que juntaban dinero y seguían hacia el norte.  Yo no podía ocultar mis miradas a ese enorme trasero que cargaba ella que llamaré Yohana.  

En la tienda, además de mi habían 3 empleados más.  Yohana, un señor de tercera edad, que tenía doce años conmigo y una señora de 45 años.  Me empece a dar cuenta que Yohana le gustaba que le viera su buena anatomía y se sonreía conmigo cuando me pillaba viendola.  ...

... En esos días tocaba hacer le inventario que pide hacienda, así que luego de cerrar, uno de los empleados y yo nos quedabamos haciendo eso, cada día un empleado diferente.   Cuando le tocó a Yojana, yo me había preparado con algunas cervecitas y botanas, tratando de agradarla, ya que me había dicho que le gustaba la cerveza.  Charlamos y bebimos, y como suele suceder el alcohol desinhibe y platicamos de cosas más íntimas, yo le preguntaba si durante su viaje no había tenido alguna desliz con otro migrante, ella se sonrojó y entre risas me fue contando una historia con otro migrante y como termino en sus brazos.  Yo me puse duro y le dije que yo le podía ayudar a juntar dinero más rápidamente, todo era cuestión que nos entendieramos y que podíamos pasar buenos ratos juntos y que su marido no se enteraría.  Yohana, lejos de sentirse insultada, me dijo que le gustaba la idea, porque no todo tenía que ser sacrificio en su largo peregrinar, asi que la llevé a una habitación que servía para un guardia de seguridad que antes yo tenía, pero luego puse alarmas y contrate un grupo de seguridad y ahora no tenía a esa persona.  En esa habitación había una cama cómoda y una ducha.  Le dije que porque no tomábamos una fresca ducha juntos.  Ella me dijo que yo entrara primero y luego ella lo haría.  Me desvestí y desnudo entre a la ducha, ya tenía una semi erección.  Ella no entraba y yo la animaba, por fin enrollada en una toalla entró y luego la dejó caer, Yohana estaba mejor de lo que yo ...