La migrante caliente (que buenas nalgas) - Relatos Eróticos

La migrante caliente (que buenas nalgas)

... Todavía me moví unos segundos más, para vaciarme totalmente.  Los gemidos de cada quien se entremezclaban en un momento de un climax enorme.

Cuando ya hubo calma, Yohana vio su reloj y me dijo que se le había hecho muy tarde.  Tomó sus cosas y comenzó a vestirse a gran velocidad, mientras yo la veía desde la cama como se ponía cada prenda de ropa.  Por fin tomó su cartera y se despidió de mi, luego abandonó la habitación.  Me acababa de tirar un magnifico ejemplar de mujer.

Los días pasaron y no quedó todo así.  Ahora yo, cuando nadie miraba, le acariciaba su cola atras del mostrador, en ocasiones, le metía la mano dentro de su pantalón y su pantie y le metí a un dedo en su raja.  Ella movía su trasero en señal de placer.  Cada noche del inventario que le tocaba a ella terminabamos cogiendo rico sobre la cama. Ahora ella me daba tremendas mamadas de verga, que en más de una ocasión trago alguna cantidad de mi semen.  Por supuesto yo le daba un dinero extra semanalmente, que le ayudaba en su hogar.  Yohana era una experta a la hora de cabalgarme la verga, me daba unos orgasmos y eyaculaciones increibles.  Su marido ya sospechaba, pues ella compraba cosas para la casa y para ella, que según él no le alcanzaba con su salario.  Una tarde llegó al negocio y me preguntó cuanto ganaba su mujer, yo le decía la cantidad, pero le decía que en ocasiones le daba extra por su ayuda en horas extra y el inventario.

Pasamos buenos momentos en la cama con Yohana, ella me decía que le gustaba como yo me la cogía en la cama.  Aún mejor que su marido.
Todo terminó cuando decidieron avanzar en su camino al norte.  Fueron unos buenos cinco meses de calentura