1. Puteando en el cine para adultos


    Fecha: 14/11/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: ClaudiaZorra, Fuente: CuentoRelatos

    ... segundos se convirtió en uno de placer; esa verga dura no dejaba de penetrarme una y otra vez, abriéndome por completo, expandiendo mi huequito anal. Mientras eso pasaba, alguien más se había puesto frente a mí con el pene al aire, ofreciéndomelo para mamarlo…y así lo hice de inmediato; nadie hablaba, nadie comentaba nada, solo habían gemidos de placer. Miré alrededor y ya no eran un par, ahora habían unos cinco o seis a mí alrededor, todos con las vergas afuera, tocándose, esperando su turno. Ninguno me preguntaba “si podía” cogerme… yo era un simple pedazo de carne, un hueco húmedo, totalmente disponible para complacerlos. Me tomé un par más de botellitas de wisky. Me hacía sentir completamente liberada, lista para hacer lo que sea.
    
    El tipo que me penetraba apretó el ritmo, clavando sus uñas en mis caderas, listo para vaciarse; yo empujaba hacia atrás con fuerza… hasta que pude sentir ese chorro de semen caliente dentro de mi recto… ah que delicioso. Sacó su verga y de inmediato alguien más tomó su puesto. Habían subido mi vestido hasta casi mi pecho; se las habían ingeniado para abrirme más de piernas – cada una en un asiento; uno de hacia mamar verga, tomándome de la cabeza, empujándola hacia su carne rica; sus bolas golpeaban mi mentón cada vez que me hacía eso; yo no oponía resistencia alguna. Estaba allí para ser cogida por quien quiera que sea, una y otra vez. El tipo que tenía su verga en mi boca estaba a punto de explotar, entonces preguntó: “¿dónde la quieres ...
    ... amor?” - “En mi cara por favor” (más que tragarla a mi me alocan los baños de esperma!). De pronto sacó esa carne dura y empezó a dispararme una carga entera se semen por toda la cara, cubriéndome los ojos, nariz y labios de una capa espesa de leche caliente. Estaba en el paraíso.
    
    El tiempo transcurría, quizá eran más de las once. Yo estaba adormecida – las vergas duras circulaban de mi culo, ahora bien abierto, a mi boca, mientras mis manos masturbaban otras. No sé cuántos me habían cogido ya pues algunos regresaron por una segunda dosis de mi culo; cada uno hacia un depósito inmenso de esperma caliente en mi culo tanto así que el semen chorreaba por mis piernas. Al mismo tiempo, chupaba vergas una tras otra sin parar; a pedido mío, cada uno de ellos terminaba lanzando su delicioso esperma sobre mi rostro. El semen se había esparcido por mi cabello y mi cuello; mi maquillaje estaba arruinado pero eso no importaba – estaba deliciosamente feliz. Tenía esperma por todos lados.
    
    No sé cuánto tiempo pasó finalmente, ni cuantos me cogieron… ¿quince? ¿veinte? Espero que todos los presentes. Cuando ya no daba más, dije basta y suficiente. Arreglé como pude mi ropa y cabello. En realidad tenía semen hasta en las orejas; sería imposible limpiarlo todo (incluso me tragué un poco), así que me dije “al infierno, no me importa”. Agarré mi bolso, y salí por una puerta de emergencia que daba hacia un pasaje algo oscuro.
    
    Sin inmutarme, caminé con el rostro bañado de esperma hacia mi ...