Kathy Prostituta - Relatos Eróticos

Kathy Prostituta

Kathy descubre que necesita una nueva identidad después de dar testimonio.

Kathy estaba muy nerviosa cuando salió de la sala del tribunal por última vez. Se acabó dar evidencia de su horrible experiencia a manos de una docena de hombres en la trastienda de un pub.

"Kathy, el juez quiere hablar con usted, si no le importa, está en su despacho", le dijo su cuidador, un inspector de policía conocido como "George".

A ella no le importó en absoluto. La pesadilla había terminado. Sus abusadores iban a ir a prisión entre 10 y 22 años.

El juez le recordaba a su abuelo. Un hombre canoso de mediana edad, ligeramente flácido en la cintura y la papada, pero con ojos brillantes.

"¡Ah, el héroe del momento!" él se rió cuando ella entró.

"En realidad no", respondió ella con timidez.

"Pero querida, tu testimonio alejó a esos atrevidos extranjeros durante mucho tiempo", sonrió tontamente, "Realmente no podemos permitir que ese tipo se folle a lindas chicas blancas, ¿verdad?".

“Er, no soy racista”, objetó Kathy.

"Lo sé, jodidamente de todo tipo", coincidió el juez, "principalmente asiáticos y esos espantosos afrocaribeños, oh querida, realmente lo sentí por ti".

“Para empezar, fueron amables conmigo”, explicó.

"Por supuesto", estuvo de acuerdo el juez, "pero eso es porque son animales obsesionados con las pollas y tú eres una putita cachonda que deja caer sus bragas por una paleta y una bolsa de papas fritas".

"¡No!" ella protestó.

"¿En realidad?" el juez ...

... preguntó: "Apuesto de buena gana a que tu pequeño coño es encantador y húmedo mientras hablamos".

"¡Qué!" Ella chasqueó.

"Bueno, ¿hace cuánto que seis horas que no lo tomas?" el juez observó: “Realmente debes sentir náuseas por eso”.

"¡No!" ella espetó, "¡Mira, si no dejas de ser grosero, te denunciaré!"

"Mira", dijo George amablemente, "no es bueno descargar tus frustraciones con su adoración, simplemente déjate las bragas, inclínate sobre la mesa de café y deja que su adoración calme tus frustraciones".

"No sé qué clase de chica crees que soy", exigió.

"Una puta, alguien que se folla a todos los que vienen", explicó el juez, "Ahora bájate las bragas y levanta un par de dedos y siéntete bien".

"¡Que te jodan amigo!" - espetó y fue a abofetear al juez.

La pistola eléctrica de George crujió y Kathy jadeó de dolor. "Quítate las bragas", insistió George.

"¡Te denunciaré!" Kathy amenazó.

"¿En realidad?" George preguntó: "¿No crees que tus amigos asiáticos presentarían una apelación si reclamaras que el juez y yo te asamos sobre el escritorio de su despacho?"

"¡Oh Dios, esto no está bien!" Kathy insistió.

"Quítate el vestido, quiero chuparte las tetas", susurró George mientras se paraba detrás de ella, tomaba sus pechos y comenzaba a acariciar suavemente sus pezones.

"Aunque sólo quiero golpearte por detrás", añadió su adoración, "Vamos, no lo estropees".

Kathy se retorció torpemente cuando sensaciones placenteras comenzaron a agitarse en ...