1. LAS TRES GRACIAS 4


    Fecha: 24/12/2023, Categorías: Hetero Tus Relatos Autor: CARAMELO, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... casa de tu prójimo, ni a su mujer, ni a su siervo ni a su esclava, ni su buey ni su asno, ni nada que le pertenezca a tu prójimo.” Todos los demás no hablan de algo que tuviera que ver con el sexo. Y si no andá a “Éxodo 20:1-18”. 
    -¡Carajo! Los conocés en serio…
    -Y nosotras no cometimos adulterio, no codiciamos a nada ni nadie, mucho menos mujer, buey o asno… Tampoco matamos, robamos, ni falseamos testimonio, respetamos a nuestros padres… y honramos el día del señor, tal como ir a la iglesia…, y estar haciendo el amor con vos, por ejemplo… ¡Eso es honrar al señor! ¿Cuál honra más grande qué estar el domingo en la cama con vos? – Sus palabras son remarcadas por el movimiento de sus caderas sobre mí. – Además…, te cuento… Hace algunos años, Felisa no había terminado el primario. Me lo contó ella. Todavía no éramos amigas. Le gustaba un chico, vecina de ella, más grande, pero…, según me decía…, tenía una bombacha tan antigua que le daba vergüenza que la vea el chico… si quería toquetearla. ¡Qué era lo que ella quería! Entonces quiso comprarse una tanguita de encaje, muy linda y muy escueta, que se transparentaba y se le veía muy bien la conchita y la colita… ¡pero la mamá no se la quiso comprar, porque era cara y duraría poco… Bueno…, vos sabés…, los chicos te las arrancan… 
    -¡Jajaja! ¡Carla no quería gastar plata al pedo! – Seguíamos con el mete y saca con entusiasmo. ¡Estábamos tan mojados! ¡Pero divertidos!
    -Claro, Felisa estaba angustiada… ¡No poder ponerse tanguita tan ...
    ... linda! ¡Qué la haría mucha más grande! La cosa es que se “dedicó” pacientemente a “tomar prestado” dinerillos que quedaban por allí dando vueltas. Luego de tres o cuatro meses, conseguido el costo de la tanguita, le encargó a una amiguita que ya estaba estudiando en la ciudad, se la comprara. Y así fue…, y se dio el gusto con el chico que le gustaba. Pero…, le dio remordimiento…, no por coger…, sino por sacarle dinero a la mamá. ¡Y fue a confesarse! Estando de rodillas, frente al confesionario, le contó los pormenores de la tanguita al cura. Este le dio varios padrenuestros y avemarías…, pero le dijo que tenía que entrar en el confesionario… para recibir toda la bendición del señor. Ella lo hizo. ¡El cura ya tenía la pija al aire! “¡Chupala nena! ¡El Señor estará contigo!” Felisa se la chupó… ¡Y el cura le acabó en la boca! Bueeee…, ella se enojó mucho, no porque no le gustara chuparla – ya lo había hecho varias veces con los chicos -, sino porque el cura la trampeó, no le dijo antes…, o se lo pidió de otra manera. Lo decía en serio; si el cura le hubiera dicho “nena, no querés chuparme la pija un poquito”, por ejemplo, ella lo habría hecho encantada…, pero no le gustó que se lo haga de prepo… Para terminarla: ¡nunca más volvió a un confesionario!
    	¡Y nosotros también “terminamos”! Tanta charla, tanto movimiento, provocó lo esperado. ¡Entre gritos y gemidos, suspiros, agitación y temblores…, Ofelia y yo nos mandamos tremendas acabadas! ¡Genial! Pero pensé en que le diría a ...