Me cogió rico en la bodega del trabajo - Relatos Eróticos

Me cogió rico en la bodega del trabajo

Muchas veces el trabajo pasa a ser una rutina de atender clientes en pos de tener una buena venta.
Pero lo que recibí ese día fue mucho mejor que cualquier remuneración económica.
Era una tarde como cualquiera en el trabajo, yo soy moreno, delgado estatura promedio, cabello negro y tranquilo en términos generales, atiendo una librería y realmente es muy sencillo el trabajo, al entrar los clientes los saludo de manera cordial.
El hombre de esta aventura era blanco, alto como de 1.85 m. con barba gruesa, vestido con ropa de  motociclista (chamarra y pantalón de cuero, lentes de sol, botas altas) al verlo así tan varonil no pude evitar verle más tiempo el paquete que verlo a los ojos. Se puso a ver los libros y yo por costumbre trato de no hostigar a los clientes, dejo que ellos vean los libros que les gusten ya si me preguntan por algún título en específico o algún género les ayudo.
El caso es que al estar viendo los libros jalo uno y eso hizo que los demás se movieran con el riesgo de caer toda la fila, rápidamente me acerque para sujetar los libros y evitar que se maltraten.
Al hacer esto quede delante de él dándole la espalda mientras acomodaba todo, el me pidió disculpas y me dijo déjame ayudarte, mientras decía esto dió dos pasos al frente y quedó cerca de darme un arrimón.
Al estar así podía sentir su aliento en mi oreja, deje salir un pequeño suspiro y un aire de putería empezó a llenar mi cuerpo, se estiró para tomar un libro, lo acomodo y después puso su mano ...

... sobre la mía.
Ya no había vuelta atrás, dió un paso más al frente y ahora sí pude sentir esa deliciosa verga recargada en mis nalgas, ni siquiera estaba parada y aún así pude notar que era grande, volví a suspirar está vez más fuerte o quizá fue un gemido de excitación por lo que estaba pasando.
Esa verga era sin duda majestuosa, la mejor que he conocido, al tiempo que se me repego comencé a sentir como crecía, poco le faltó para levantarme solo con ella, sentía como iba creciendo más mientras me empujaba hacia adelante.
-No te hagas el que no quiere, a poco crees que no me di cuenta que se te antojo mi verga apenas me viste, si a leguas se ve que eres toda una puta come vergas y yo al ver tus nalgas sabía que iba a darte lo que tanto quieres puta-. Estás palabras me excitaron todavía más es cierto tengo unas nalgas bastante ricas y hoy iban a tener su recompensa.
Lo único que atiné a decir fue: tienes toda la razón papito, hazme tu puta por favor.
Lo invite a pasar a la bodega que hay en el negocio y procedí a cerrar la cortina, no sin antes verificar que no hubiera alguien viendo.
Al cerrar y dirigirme a la bodega ya me estaba esperando con la verga de fuera, que espectáculo tan delicioso, me quede corto al imaginar como era, fue simplemente espectacular: 20 cm de largo, con huevos grandes como un toro, depilado en su totalidad y con un glande que parecía palpitar por si solo.
Al entrar inmediatamente tomo acción determinando que rol iba a tener cada uno, no es que ...