SIGUEN LOS FESTEJOS - Relatos Eróticos

SIGUEN LOS FESTEJOS

... yacimiento, dado que del otro lado de la frontera ya lo estaban explotando. Como llegar allí era muy complejo y seria complicadísimo y costoso retirar el cobre en estado bruto, resolvieron construir una usina de tratamiento, para transformarlo de tal manera que fuera menos oneroso retirarlo, pues se estaría reduciendo el tamaño de las rocas. 
“Te la hago corta. Una empresa de Cleveland, era especialista en construir ese tipo de obras. Esta empresa contrató a la consultara de mis ex profesores…, y yo recibí la propuesta de ir al lugar, a trabajar con los especialistas, en el cálculo de estructuras metálicas… Aquí viene lo divertido. Junto a la mina, obviamente, no había nada más que montañas, nada de alojamiento. La localidad más cerca y accesible, era un pueblito de pastores de cabras y estoicos recolectores de algún mineral que valga la pena que estuviera en los chorrillos. El pueblo se convirtió en el alojamiento transitorio, mientras se construía la villa para el personal, cerca de la mina. Cerca de 50 minutos de traslado, por caminos infernales.
“En el pueblo no había alojamiento ni nada por el estilo. La empresa se ocupó de conseguir que algunas familias alojaran a la gente, mientras tanto, con abundante pago, por supuesto. Así que cada uno que llegaba, tenía el alojamiento en alguna familia que lo aceptara. ¡Yo fui el último que llegué…! ¡Fui a parar con una familia de doce miembros! Nadie había querido ir antes…, por el quilombo que eso significaría…, porque de las ...

... doce personas…, ocho son niños… ¡No me quedó otra! Y allí fui…, sabiendo que, en la primera oportunidad, traería algo para obturar mis oídos, para poder dormir, a pesar del bochinche. 
“Debo reconocer que la familia era encantadora. La amabilidad llevada a lo máximo. Todos los adultos andaban alrededor de los cuarenta. La pareja titular de la vivienda, algo mayores, dos mujeres, que supuse parientes (yo no pregunté nada), siete chicas que iban de los 17-16, hasta la nena de primaria…, o algo así…, si hubiera escuela…, y un chico probablemente de la misma edad. Escalera perfectamente decreciente: 17-16 y allí hacia abajo, año por año, más o menos… El pueblo, por suerte, estaba equipado de electricidad y agua. 
“Todas, todas, y el hombre y el niño…, simpatiquísimos y amables, dispuestos a complacerme en todo: “¿quiere esto o lo otro?”, “¿qué necesita?”, “¿está bien la comida?” “¿la habitación…?” Etc., etc. Por suerte todos, menos las dos chicas mayores…, van a la escuela, primaria, sin duda. En fin, gratamente sorprendido por el bienestar que trataban de darme. No sé muy bien cuál sería la rutina diaria. Solamente, más o menos, luego de desayunar, opíparamente, la pareja salía en los burros hacia donde tenían las cabras. Los chicos irían a la escuela, y las dos mujeres adultas, y las dos chicas mayores, señoritas digamos, se quedaban para alguna tarea, supongo. 
	“Perdoná la lata, pero de acá no te tuve que contar nada, porque ya lo había hecho la picara de Dalia…, pero en ...