1. Me confesé a mi madre


    Fecha: 01/04/2024, Categorías: Incesto Tus Relatos Autor: Jago150, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ella y cómo nos entregamos al deseo el uno al otro.	
    Desde que yo era adolescente he estado enamorado de mi madre. Ella es una mujer guapa, no demasiado alta y de muy buen cuerpo. Con eso de buen cuerpo quiero decir que mi madre tiene unas piernas de infarto y un culo que me vuelve loco. A su vez siempre ha estado muy bien de pecho y tiene unos pezones preciosos. Desde joven le ha gustado llevar faldas por encima de la rodilla, de ahí que siempre pude fijarme en sus piernas, las cuales como he dicho ya tiene impresionantes.
    
    La confianza entre ella y yo siempre ha sido alta debido a que soy el único hijo que se le ha quedado soltero y a que siempre me ha gustado contarle mis cosas intimas. Ella ha sabido hace poco que estoy enamorado de ella, aunque me ha confesado que lo sospechaba desde hace tiempo. Cuando ocurrió esto que os cuento ella contaba con 55 años y yo con 35, justo me parió a los 20 añitos.
    
    Yo vivía como a 60 kms de la casa donde vivían mis padres. Mi padre jubilado por enfermedad le había quedado buena paga y vivían desahogados. Mis hermanos haciendo su vida con sus mujeres y sus hijos y yo en casa con mi buen trabajo y soltero.
    
    Al principio de la jubilación de mi padre venían los dos a verme, pero como mi madre llegaba y se ponía a limpiar, mi padre se aburrió y dejó de venir con ella a casa, por lo menos alguna de las veces que ella venía.
    
    Cuando vi que empezaba a venir sola a menudo me armé de valor y empecé dejar rastros varoniles visibles en ...
    ... mis sábanas o en mi ropa interior sucia que dejaba en el cesto.
    
    Un día en la cocina estando los dos solos me dijo:
    
    Jose, “¿Por qué no buscas una mujer que te acompañe en la vida? Mira tus hermanos, no es bueno que te quedes soltero para siempre.”
    
    “Mamá, estoy de maravilla soltero”, le dije, “y además te cuento en secreto que la mujer que a mí me gusta es casi imposible que la consiga, y si no es ella, prefiero estar solo.”
    
    Ella no me dijo nada de ese comentario.
    
    Seguimos limpiando cuando le dije: “¿Tomamos un café?”” Si”, me contestó de inmediato, “necesito algo caliente en mi cuerpo”. A ella le encantaba el café desde siempre, por lo que accedió de inmediato. Estando ella apoyada sobre la encimera de la cocina me pidió que le bajase la cafetera, la cual estaba en una estantería a la que no llegaba bien.
    
    Me acerqué por detrás a mi madre y elevé los brazos para cogerla. Sin darme cuenta me había acercado tanto a ella que pegué mi cuerpo al suyo. A l ponerme de puntillas rocé mi verga contra sus piernas y su culo. Ella no dijo nada y al darme cuenta de que callaba y tener ya la cafetera cogida la bajé lentamente y apreté de nuevo mi pelvis contra su cuerpo. No sé cómo me atreví a hacer eso, pero sirvió para comenzar a tener una erección considerable y a sospechar que no la había molestado en absoluto.
    
    Preparé la cafetera y ella me dijo: “Mientras se hace el café vamos a hacer tu cama entre los dos.” La miré y le dije: “vamos así te cuesta menos trabajo ...
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