1. Mi inicio


    Fecha: 23/11/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Hola, mi nombre real es Silvia, tengo 32 años, soy de cabello castaño, mido 1.56 y peso 48 kg. Mis tetas son talla 1 o lo que sería en otros países talla A. Si bien en este primer relato no voy a contar nada sexual fue el comienzo de algo que con el tiempo se convirtió en una escalada que no pude o no quise controlar. De ambas opciones es mucho más probable la segunda. Porque simplemente me dejé llevar por todos los sucesos que pasaron.
    
    Publico este relato en Incesto porque no bien en cual ponerlo.
    
    De muy chica sentí curiosidad de lo que hablábamos con mis amigas, en especial con una. Me contaba que se había asomado por la cerradura de la puerta del baño y espiaba a su padre cuando se bañaba. Contaba como el padre se masturbaba y ella era partícipe en silencio de como lo hacia y lo disfrutaba. Decía que se apoyaba contra la pared y se la jalaba despacio, cerraba los ojos, a veces contaba que se mordía los labios y cuando llegaba el momento de la explosión (así la llamaba ella a echar el semen) se arqueaba y daba gemidos que no se alcanzaba a escuchar porque siempre se llevaba su música a la ducha (supongo que para que nadie lo escuche en su casa).
    
    Por su parte ella me contaba con detalles como se metía su mano dentro de su braga y la pasaba por sobre su vagina, imitando o siguiendo siempre el ritmo con que lo hacía su padre. Al principio era suave hasta llegar a frotamiento cada vez más rápido al final.
    
    Nunca me habló de explosiones de ella o más bien de sus ...
    ... orgasmos ni yo sabía que existían en las chicas por lo que supongo ahora que no llegaba a ese punto de excitación.
    
    A mi me gustaba sobremanera que me contara todo eso y empecé a estar pendiente de sus visitas y buscábamos lugares en mi casa (que no eran muchos porque esta era pequeña) donde pudiéramos hablar sobre sus experiencias.
    
    Me preguntó una vez si yo me tocaba así como ella. Le dije que no podía hacerlo porque nunca quedaba sola. Mi madre no trabajaba por lo que siempre estaba presente y cuando salía a la casa de sus amigas me llevaba. Pasaba más tiempo con mujeres grandes que con mis amigas en casa, pues a las que íbamos había chicos o chicas pero de mucha mayor edad que yo y no me llevaban el apunte, no querían jugar conmigo así que me quedaba entre las mujeres.
    
    Enciérrate en el baño entonces fue lo que me sugirió y me dijo que ella lo hacia.
    
    Al rato mamá me dice que tenía que salir a hacer unas compras y que iba a demorar una hora o más. Con mi amiga nos miramos y sonreímos. Las dos habíamos pensado lo mismo.
    
    Apenas se fue mamá echamos media llave a la puerta de casa para que cuando mamá regresara no pudiera poner la suya y abrirla. De esa forma nos daba tiempo por si teníamos que hacer algo antes de abrirle nosotras la puerta.
    
    Ella empezó a contar su última experiencia, se bajó la falda y la braga y empezó a acariciar su vagina como ya estaba acostumbrada a hacerlo. Yo la imité, me subí el vestido y me baje mi braga y comencé a hacer lo mismo que veía ...
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