Los calzoncillos de mi compañero de piso
Fecha: 25/11/2018,
Categorías:
Gays
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... armarios.
Es una relación natural entre tíos, sin comernos la cabeza. Por mi parte nunca sentí atracción homosexual por nadie y estoy seguro que por parte de él tampoco. Pero escribo todo esto porque hace un mes nos pasó algo... raro.
Una noche en que yo me había peleado con mi novia y estaba muy nervioso porque la quería, aún la quiero mucho; decidí salir a tomar unas copas por ahí, me duché y al abrir el cajón de mi armario encontré que no tenía calzoncillos limpios. Me fui en pelotas al cuarto de David y abrí su cajón. Le cogí los primeros de la pila y me los puse. Eran unos slips pequeños iguales a los míos, en realidad no era la primera vez que compartíamos hasta los calzoncillos. Me los puse rápidamente, volví a a mi cuarto a vestirme y salí a los bares.
Cuando estaba en la barra del primero, sentí un olor a sexo de macho que me hizo mirar a ambos lados a ver quién era el guarro, pero no había más que chicas a mi alrededor. Pensé que alguna se la habría mamado a alguien y seguí bebiendo. En el segundo bar en el que estuve me dieron ganas de mear. Cuando me bajé la bragueta y me saqué la polla fuera, sentí claramente aparte del olor a desinfectante y a meados, propios de esos lugares, un ramalazo de perfume a polla como te queda después de haberte hecho cuatro pajas entre sábado y domingo sin ducharte ni una vez. Me pareció muy raro y al recordar que ya lo había olido en el bar anterior me puse a husmear porque... parecía salir de mí mismo.
Y efectivamente ...
... así era. De mi entrepierna y de los calzoncillos de David, me subía un aroma a macho caliente muy fuerte. Me metí en una cabina y me bajé los pantalones. Al inclinar la cabeza sentí en la nariz todo el olor que ya conocía de mi compañero de piso pero más fuerte aún. Se veían grandes manchas de esperma en la huevera. Se ve que con el calor corporal el algodón comenzó a desprender aquel perfume que yo iba emanando por donde pasaba. Me dio mucha vergüenza y volví a casa, pero durante el camino en taxi no podía dejar de sentir el olor de David y de pensar que tenía la polla encima de sus manchas de semen, me empalmé. Al llegar me quité los pantalones y la camiseta y me quedé vistiendo sólo los calcetines y los calzoncillos de mi amigo. Ustedes dirán, qué asco, ¿por qué no se los sacó? Y es que... había algo morboso en aquel olor. Yo sentía mi polla calentita rozando la tela donde había estado el pene de mi amigo y el olorcillo a su glande y a sus pelotas me envolvía y... no sé explicarlo.
Era una mezcla de sudor y sexo dulzón que me repelía pero me atraía a la vez. Me la toqué por encima de la tela y me creció enseguida. Me puse a mirar la tele en el sofá y como era tarde hacían una semi-porno que me calentó. Estaba pensando en irme a la cama a hacerme una paja cuando llegó David y me pilló en el sofá, con la polla tiesa abultando el slip.
No dijo nada, me saludó y se fue a su cuarto, volvió enseguida en calzoncillos y se sentó a mi lado. Estaba frustrado porque tenía muchas ...