1. Mi historia con Abril I


    Fecha: 01/12/2018, Categorías: Fetichismo Autor: joshsanz, Fuente: RelatosEróticos

    ... su dulce esencia. Lo adoro, sencillamente lo adoro; es mi mayor placer.
    
    De hecho esa escalera y yo tenemos historia, pues desde que me mudé aquí ha sido mi fiel compañera en mis pequeñas perversiones. En ocasiones la nueva vecina pasa con falda corta acompañada de su hija y a ambas puedo echarles una buena mirada por debajo; sin embargo, la cría no me pone, no estoy interesado en niñas pequeñas.
    
    Pues bien, resulta que una mañana, cuando me hallaba disfrutando de un buen café y un tabaco mientras contemplaba las calles desde la baranda del corredor, Abril apareció con su carita un poco desanimada. Le saludé como de costumbre y no pude evitar hacerle el comentario. Me contó con una amargura inocente, que se le había estropeado la lavadora y que no conocía a nadie que pudiese echarle un vistazo. En ese momento tragué de golpe un sorbo de café apresurando mi respuesta y le hice saber que yo era electricista y que conocía un poco acerca de lavadoras. Su rostro se iluminó inmediatamente, le pareció estupendo. Sin embargo, justo se marchaba al trabajo. Quedó en silencio y se llevó una de sus delicadas manos a los labios, pensativa. Recordó que ese día tenía que trabajar el doble y me explicó que no podría ser esa tarde, tampoco en la noche, pues los vecinos se quejarían del ruido. Atrevidamente le hice la sugerencia de que me dejara las llaves y que yo pasaría más tarde. Quedó mirándome dudosa unos instantes. Estaba a punto de decirle que era una broma, que ya habría otro ...
    ... día, cuando me extendió su mano con las llaves. Se despidió de mí más contenta y le hice la promesa de que para cuando volviese, el trabajo estaría hecho.
    
    Estaba atónito. No podía creerme que entraría al departamento de la chica más linda del lugar. En cuanto terminé mi café y mi cigarrillo, desde la misma baranda me cercioré que se marchaba por la puerta principal. Me apresuré y subí por mis herramientas. Mi corazón latía acelerado y mis manos temblaban de la emoción. Siempre me había dado curiosidad por saber cómo era el lugar en donde ella vivía, pero jamás había tenido tal oportunidad.
    
    Eché llave a mi departamento y caminé por el largo corredor entre los demás números, hasta que estuve frente a su puerta. Introduje la llave aún temblando y revisé si nadie me había visto, no quería mal entendidos, tampoco chismes -estaba todo tranquilo-.
    
    Al entrar, lo primero que vino a mi mente fue que esa chica era demasiado perfecta. Me esperaba encontrar un sitio desordenado, con la ropa y cosas botadas por doquier, típico de una universitaria soltera, pero no, al contrario, todo estaba impecable. Una mesilla de centro de cristal en la sala, sillones con un bonito tapizado, cuadros en las paredes donde salía hermosa rodeada de amigos; inclusive pude conocer en fotografía a su madre, otra mujer muy guapa. Me puse cómodo hojeando las revistas que leía y miré su colección de películas esperando encontrarme con alguna sorpresa ardiente, pero nada de eso, aunque si me di cuenta de que ...