Relatos eróticos esposos cómplices cap 118
Fecha: 15/10/2024,
Categorías:
Confesiones
Tus Relatos
Autor: Chacri, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
Hola amigos, me llamo Maruja con 42 años de edad aún con bonito cuerpo deseada por muchos hombres, y experta haciendo el amor, soy viuda hace 10 años y tengo un hijo de 18.
Nací y crecí en un barrio muy populoso, mis padres se dedicaban a recojer cartones y desperdicios qué encontraban en las calles y después de arreglarlos los vendían a más precio.
Soy la tercera y única mujer de 4 hermanos y la preferida por toda mi numerosa familia y estoy convencida qué yo nací para ser puta y con mucho orgullo por qué me gusta la verga en todas las formas y dimensiones y ser castigada a preferencia de mi macho, sintiendo satisfacción al dejarlo datisfecho.
Cuándo era chiquita mi mamá nos bañaba en una tina grande a los cuatro hermanos y a mi me gustaba mucho jugar con su pipi resultando gracioso a mi papá, qué riéndose le decía a mi mamá " Ha salido igualita a ti " y los dos se reian sin decirme nada.
Mis primos grandes, tíos, amigos y vecinos pidiendo permiso a mis padres me llevaban a pasear o al parque a darme mis gustitos pero yo veía que mucho les gustaba tenerme cargada bien pegada a sus cuerpos y no sabía por qué, ni tampoco me interesaba con tal de qué me den mis gustitos.
Después me llevaban a los cines y mientras veía la película con una mano comía las palomitas y la otra la tenía mi tío o el vecino sobándole su pipi por encima del pantalón y cómo estaba muy abultado yo pensaba qué allí tenía 4 pipis También a veces me daban o me pedían el chicle o el caramelo ...
... que tenía en la boca y era cómo darme un beso disimulado haciéndome muy feliz.
De ésto pasaron dos años y mi mamá a veces no cocinaba por estar ebria igual qué papá.
Dejé los estudios y me puse a vender caramelos en las avenidas trayendo dinero para la comida.
Pasé un año en éste menester y de pronto un gordo viejo me dijo qué si jugaba un rato conmigo en su casa me compraría todos los caramelos, encantada subí y al llegar me hizo lavar mis manos y mi cara, llevándome luego a su cama y sacando un pipi largo y grueso se echó sin pantalón enseñándome cómo tenía que jugar y ésto acabaría cuándo suelte su goma.
Me pareció fascinante ver una tan grande, por qué las únicas qué ví hasta ése momento eran las de mis hermanos, pero ésta es enorme y me sentí dichosa de qué el cliente me haya elegido a mi para jugar.
Me enseñó cómo hacerlo o sea apretar, bajar subir el pellejo, apretar huevos hasta lograr que suelte su goma mientras él veía una revista.
Én todo momento él me dirigia : más rápido, más fuerte, más abajo, los huevos apreta y así estuve por media hora en qué lo ví mover sus caderas y pidiendome qué deje mis manos estáticas apretando fuerte su pipi, lo metía y lo sacaba con fuerza duro y más caliente, hasta qué con un gemido soltó chorros de goma y cansado me dió un billete grande sin querer recibir los caramelos, me dijo qué me vaya y qué no cuente nada.
Feliz al recibir dinero por jugar un rato con un pipí que me gustó me fuí a mi casa sin decirle ...