1. Las hermanastras (Parte 3)


    Fecha: 12/12/2018, Categorías: Incesto Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    ... corrida como un mundo!!!
    
    Y como un mundo fue la corrida que encharcó los cañones. A Jerónima tuvo que sujetarla su hermanastra, ya que las piernas le temblaban tanto, que si no la sujeta, se desploma.
    
    Al acabar de correrse Jerónima, Martu, besó a Alpidia y le preguntó:
    
    -¿Si dejo a un lado la recortada, me la comerías?
    
    -No.
    
    -Prefieres que te obligue.
    
    -Prefiero que os marchéis.
    
    -Si eso es lo que queréis, nos vamos. Pensábamos pasarlo bien con vosotras, pero ya veo que no va a ser posible.
    
    A Alpidia le entró la curiosidad.
    
    -¿Y qué nos pensabais hacer?
    
    -Mujer, comeros el coño y que nos lo comierais. Masturbaros y que nos masturbareis... Corrernos unas cuantas veces. Lo típico de una noche loca. En fin, devuélvele los 300 euros, Dori.
    
    Dori sacó del bolsillo 3 billetes de 100 euros y se los dio a Jerónima, diciendo:
    
    -Me hubiese encantado comerte el coño y que me lo comieras.
    
    -¡Si nos acabáis de violar con dos escopetas! ¡¡Pudisteis hacernos pedazos!!
    
    Dori, abrió la escopeta, que seguía con el condón puesto.
    
    -Nunca las llevamos cargadas. ¿Queréis que nos quedemos, o no?
    
    Alpidia, que tenía unas ganas locas de comer un coño fresquito, le preguntó a Jerónima:
    
    -¿Le damos alegría al cuerpo?
    
    Jerónima, le respondió:
    
    -Ya que estamos...
    
    Las hermanastras, desatadas, desnudaron a las rubias... Al quitarles los sujetadores les comieron las pequeñas tetas, con aureolitas rosadas y pequeños pezones... Al quitarles las bragas y ...
    ... encontrarse con sus pequeños chochos empapados los saborearon como si fuese un delicioso manjar. Las llevaron de la mano a la cama. Las rubias se echaron boca arriba y Jerónima y Alpidia se metieron ente sus piernas. Gemían una cosa mala Martu y Dori, cuando entraron en la habitación Pedro y Esteban con dos escopetas de cartuchos en las manos. Pedro, en tono jocoso, dijo:
    
    -Buenas noches.
    
    Tras la sorpresa inicial, en que las cuatro se taparon con la misma sábana, les peguntó Dori:
    
    -¡¿Qué hacéis aquí?!
    
    Le respondió Pedro.
    
    -Yo estoy en mi casa. ¿Qué les hicisteis a nuestras madres para que acabasen comiendo vuestros coños?
    
    -¡¿Son vuestras madres!?
    
    -No, son las vuestras, no te jode.
    
    -¿Esas escopetas están cargadas?
    
    -Están.
    
    -¿Qué pensáis hacer con ellas?
    
    Pronto lo iba a descubrir.
    
    -¿Cuál de las dos te gusta más para estrenarte, Esteban?
    
    -Sabes que hace tiempo que me gusta Martu.
    
    Martu, dijo, asustada.
    
    -¡No, a mí, no!
    
    -A ti va a ser que sí. Apartaos las tres para un lado y dejar a Martu sola.
    
    Jerónima, Alpidia y Dori, se echaron a un lado. Esteban le dio la escopeta a Pedro, que ahora apuntaba a Martu con las dos armas. Esteban se desnudó en un tris, y empalmado fue hasta la cama. Martu estaba muy nerviosa.
    
    -No lo hagas, Esteban.
    
    Esteban, sin chupar tetas ni leches, se la metió. La polla, al estar el coño lubricado, entró como entra el hilo en el culo de una aguja, aunque lo que más ayudó a que la polla entrara con tanta facilidad fue ...