1. HICE QUE MI MADRE CUMPLIERA MIS FANTASIAS 2DA PARTE


    Fecha: 13/12/2018, Categorías: Incesto Autor: voyeur34, Fuente: SexoSinTabues

    ... vueltas ella me rozaba la verga con su culo, y la neta era difícil disimular mi excitación pero traté de parecer natural. En algunas evoluciones yo aprovechaba para repegarme a su cuerpo. Mamita, me decía para mis adentros. Qué buena estas y te sientes. Por momentos mi mano bajaba un poco más de lo normal de su cintura, para poder tocar la parte alta de sus nalgas. Y mamá consentía a su pequeño. Y así fue toda la noche: mano traviesa, arrimones, rozones de nalgas, arrumacos tontos en la barra disque para hablarnos al oído, etc. Todo estaba en mi contra, porque cada cosa que hacía ella conmigo inocentemente —o eso quiero pensar que así era—, más leña le echaba al fuego. Ella bebía más y más sin llegar a estar borracha loca, estaba más bien como mareadona y contenta. Se había desinhibido conmigo, yo guardaba una distancia prudente con el alcohol, apenas llevaba 3 cervezas. Para ese momento mi madre se dejaba “manosear” hasta cierto punto no cínico de mi parte. Le agarraba las piernas, le daba golpecitos en las tetas sin querer supuestamente al hacer movimientos torpes, le rozaba las nalgas con el dorso de mi mano al regresar de bailar, y durante los bailes le rozaba todo lo rozable. Estaba en la luna con aquella diosa que se dejaba hacer de todo. Quiero pensar que de algún extraño modo, todas aquellas casualidades de mis manos y mi cuerpo la excitaban, la hacían sentirse deseada de un modo tierno, sin llegar a sentirse perversa ni enferma mental. Quiero decir que entraban ...
    ... dentro de lo aceptable, lo normal, quizá por eso no me había puesto freno. Ella por su parte no se quedaba atrás. A parte de permitir u ocasionar —quien sabe—, todas esas muestras de cariño de su pequeño, también tenía actitudes cachondas como la de pasarme todas las nalgas por la verga en algunas vueltas, o pegarme sus tetas a la espalda o en los brazos al bailar. Incluso lo hizo un poco más evidente cuando bailamos algunas rolas de esas de merengue o tipo regueton. Cuando ya saben la mujer baila hacia atrás y se pega al hombre. Ahí mi chulada de madre me arrimó todo lo que se llama culo sin ningún tipo de pudor. Ni a que la vieran, incluso. Pero lo que más me tenía a diez mil por hora era que cuando estábamos en la barra, cruzaba las piernas viendo hacia a mí, y me mostraba sus ricos calzoncitos blancos que llevaba. Eran tipo bikini, satinados. ¡Dios! Los que más me gustaban. No sé si notaba que yo clavaba por momentos mi mirada en su panochita deliciosa. O quizá lo disimulaba, en cualquier caso lo hacía de lujo porque en ningún momento me dijo nada, ni me increpó con la mirada o con algún gesto desaprobador. Al contrario, abría más las piernas para mostrarme todo el chocho sexy que tenía. Ya entrada la noche el tema se puso algo candente y un poco incómodo para mí porque aunque la deseaba no me sentía con confianza aun para soltarle todo. Y sobre todo para expresar mis deseos ante sus preguntas abiertas que de algún modo extraño terminó haciéndome. —Hijo, nunca hemos hablado de ...
«12...567...14»