1. Cara cortada, Gazapo Silvero y los atajos cuberos


    Fecha: 14/12/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Tothem, Fuente: CuentoRelatos

    ... databa el pueblo, sus monumentos, en tono instructivo Vicente iba explicando los pormenores de la localidad.
    
    —Esta noche hay un acontecimiento cultural en la pequeña biblioteca, te invito —dijo Vicente.
    
    —Lo siento he quedado con Fabiola para esta noche, vamos a tomar algo, ella lleva una semana por aquí en casa de su tía, y no puedo negarme ya que me han invitado y me dan alojamiento este fin de semana.
    
    —Ella ya lleva una semana, tu aún no has visto... es más, ella puede venir, no le vendrá mal para su cátedra de música renacentista.
    
    —No te creas, quiere desconectar, incluso el sábado pasado fue a un concierto de rock local.
    
    —Si eso era de interés nulo, son simples aficionados vagos y porreros los de este grupo. Además, ¿no querían ir a vivir juntos con su novio, ahora que ya es abogado?
    
    —Pues ya ves, no todo tienen que ser virtuosos de la música clásica y no sé, que tiene que ver el novio en todo eso, por qué no puede ir a un concierto sin él —dijo casi en tono de reproche.
    
    —Bueno, perdona… no quería…aunque aquí para tomar algo solo está el pub ese hortera… no te gustara… y no quiero ser…
    
    —No te preocupes por eso, hay que verlo todo desde el prisma y en el contexto que le corresponde —dijo Vero convencida.
    
    Era uno de esos días en los que la belleza temerosa del pueblo parece desvelarse, uno de esos días en que la ligera brisa barre las calles crepitando como una vela tensa y entonces ese pueblo adquiere una extrema nitidez, con unos perfiles muy ...
    ... marcados, como una fotografía muy contrastada.
    
    Vicente al dejar a Vero se quedó unos segundos pensativo, con un gesto casi desesperado. No había para menos, en pocos minutos se le había hundido su ilusión. Y en ese momento le volvió a la mente las palabras tajantes de cara marcada “le meto los veinte“.
    
    Ya habían pasado bastante horas desde que había dejado esa tarde a Vero, había dado vueltas por el pueblo, la biblioteca, el pequeño cine, algún que otro bar decente, solo le cabía en la cabeza que pudieran haberse ido junto con su amiga al andrajoso local del rubio, encontró de pronto su destino final en dicho lugar, mal que le pesara. Miro el destartalado cartel de neón, avanzo unos pasos y comenzó a adentrarse en el local. Al entrar se habían accionado en su mecanismo reflexiones que en modo alguno se habría formulado de haber Vero aceptado su invitación para esa noche. Se detuvo frente a la barra. Más que recordar sus visitas al pub, lo que mejor recordó fue el comentario de esa misma tarde “le meto los veinte“ ya que cara cortada era un habitual.
    
    —Vaya, quién tenemos aquí —dijo en voz alta el estrambótico camarero— desde luego hacía tiempo que no te veía.
    
    —Bueno, es que con los estudios en la ciudad, se hace un poco complicado…
    
    —Ya serás al menos ministro, eras un empollón de cojones —dijo riendo sarcásticamente y mirando a los otros dos que estaban en la barra.
    
    —Ya nos han contado la bienvenida que os dieron la peña en la obra —dijo uno de ellos.
    
    —Vaya ...
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