1. Cara cortada, Gazapo Silvero y los atajos cuberos


    Fecha: 14/12/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Tothem, Fuente: CuentoRelatos

    ... jaca, y esa amiga de la pequeñaja tetona que vino por aquí —dijo otro.
    
    —No sabía que… la conocierais a la Fabiola —dijo sorprendido Vicente.
    
    —Estás demasiado concentrado en los libracos, algunos tuvieron el gusto de conocerla, eh peña ¡jajajaja! —contesto el camarero.
    
    —Eso díselo al cara cortada ¡jajajaja! —dijo otro.
    
    En aquel momento, mientras Vicente recordaba el incidente de la obra y a medida que pasaban los segundos y aguantaba la risa histriónica del grupillo le volvía venir a la mente “le meto los veinte“. Se daba cuenta de que ante el desconocimiento de dicha circunstancia solo le venía a la mente la Fabiola de la Universidad, con su violonchelo a cuestas siempre y que lo demás pertenecía al reino confuso de la nebulosa en la que se mueve mucho la imaginación.
    
    —El hijo puta se la entroncó en los lavabos, los berridos se oían desde aquí, qué grande y cabronazo el cara cortada. Después le dijo a Gazapo Silvero si la quería acompañar a casa de su tía, que él, en su buga tuneado apenas llevaba gasofa —dijo uno de ellos mirando a Vicente.
    
    —Yo… ya… no… ni sé quién ese… no os entiendo… —dijo confuso Vicente al mismo tiempo que pensaba “le meto los veinte“.
    
    —Tú eres idiota o qué… se la folló, encima tiene ese nuevo amigo suyo, el Gazapo, que va de oportunista, ya que le suministra la carburación necesaria para que su coche metralle como un cohete y le deja las pavas usadas —dijo enfáticamente otro.
    
    —Sí, le dicen el abreculos, le gusta encular la ...
    ... hostia, dice que prefiere una buena enculada a tres vaginales —dijo el estrambótico camarero.
    
    —Ese lo que tiene es palique, no te lo creas —contesto uno de ellos.
    
    — Se de buena tinta que a la Merche, la de correos; Magda la pechugona; Cris, de la mercería; Fina la chula; Rosa, la petarda; Toñi, la de la cafetería y la amiguita de la ciudad de nuestro Vicente las remato en enculada —dijo en tono convencido el estrambótico camarero.
    
    —Y todo eso... cara cortada… — dijo dubitativo Vicente mientras pensaba las palabras “le meto los veinte”.
    
    —Si en lo que va de año la Merche, la de correos; Magda la pechugona; Cris, de la mercería; Fina la chula; Rosa, la petarda; Toñi, la de la cafetería; Susana del lavadero; La madre soltera Patri; María la cocinera; Micaela del pueblo vecino; Olga del pueblo vecino; Nerea que viene a temporadas; Adela; Bárbara la jamona; Carlota del centro cultural y, la amiga de tu amiga de la ciudad —dijo en tono triunfante el estrambótico camarero.
    
    Vicente, miraba y escuchaba queriendo creer que todo aquello era tan irreal como una pesadilla, al mismo tiempo que pensaba las palabras “le meto los veinte“.
    
    Cara cortada era sinónimo de poderío varonil, dotado de un potencial de veinte centímetros de órgano viril, alardeaba de ello y cada vez que se percataba de alguna chica guapa y de buen cuerpo le sobrevenía ese sentimiento de pertenencia. No dudaba, iba a por todas. Y en efecto, con Fabiola conecto rápido, esa misma noche entro sola y alegre, muy ...
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