El despertar sexual de mi novia - PARTE 2
Fecha: 27/12/2024,
Categorías:
Primera Vez
Tus Relatos
Autor: Amante89, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... aprobación. Le sonreí y eso la animó a despojarse de su brasier, dejando a la vista sus hermosos pechos y sus pezones rosado y algo erectos. Con un dejo de vergüenza se agachó para quitarse el panti y al erguirse, pude mirar su pubis completamente depilado, rosado y hermoso, preparado como si se tratara del plato principal de la noche. Ahí estaba, completamente desnuda. Su cuerpo, ruborizado y terso, expuesto ante mí por primera vez en esa manera tan intima, le extendí la mano para invitarle a acompañarme en la ducha.
El agua caliente corría por su piel, resaltando la delicadez de sus hombros y los contornos de sus pechos pequeños pero perfectamente formados. Cuando nos besamos, noté que su cuerpo se estaba relajando, como si el ambiente y la intimidad estuvieran permitiéndole dejar de lado su vergüenza. Mi mano se deslizó por su espalda, luego bajó a sus nalgas.
“Túmbate,” le susurré, y ella obedeció, su cuerpo extendido sobre el azulejo mojado y frío. Bajé mi boca a su vagina, que ya estaba húmeda y ardiente. Ella gruñó levemente cuando mi lengua la tocó, pero no trató de apartarme. En cambio, su cuerpo se arqueó, buscando más contacto. Con mis dedos, busqué su clítoris, que estaba hinchado y listo para entregarse. Ella gemía cada vez más fuerte, moviéndose frenéticamente contra mi boca y mis manos. Finalmente, con un grito ahogado, sus piernas se aflojaron y su cuerpo se estremeció en un orgasmo que llenó la ducha de sus gemidos y el eco del agua cayendo.
Era ...
... su primer orgasmo con alguien más que con su propia mano, y la sensación de haber sido yo quien lo provocó me llenó de satisfacción y deseo.
Después, la ayudé a salir de la ducha, secándola con cuidado mientras ella se mecía suavemente, todavía débil por el poder de lo que habíamos hecho juntos. La llevé a la cama, donde nos abrazamos en silencio, nuestra piel pegada y nuestras respiraciones en sincronía. Con emociones tan fuertes para ella, sucumbimos al sueño profundo.
La noche anterior había sido intensa, pero esta mañana sentía que estábamos pisando terreno completamente nuevo. Cuando me desperté, ella estaba ahí, tumbada junto a mí, su mirada fija en mi erección. Era tan inocente, tan curiosa, que parecía no darse cuenta de la emoción que emanaba de su presencia. Me costó un momento despejarme, pero cuando lo hice, escuché su voz diciendo: “¡No, no puedo!” Ella susurraba, con los ojos muy abiertos y una mezcla de curiosidad y temor en su mirada. Estaba recostada en la cama, su cuerpo desnudo y reluciente bajo la luz tenue del amanecer, mientras su mano exploraba mi pene con una combinación de timidez y determinación.
“Tranquila, amor,” le dije con voz suave, intentando tranquilizarla. “Puedes hacerlo todo lo que quieras. No hay prisa.”
Ella sonrió tímidamente, pero su respiración era más rápida ahora, como si estuviera a punto de descubrir algo nuevo e intenso. Su lengua salió despacio, rozando la punta de mi glande con un movimiento tan delicado que ...