Fermín el casero perverso
Fecha: 11/01/2025,
Categorías:
No Consentido
Tus Relatos
Autor: Anónimo, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
Corría el año 1956, el cabrón de mi padre acababa de abandonarnos a mi y a mi madre, nos cambió por una mujerzuela de su oficina que lo engatusó y hasta planes de boda tenían. Mi madre desentrañó el asunto y cuando lo frontó el sinvergüenza se limitó a decir que mi mama se lo había buscado por ya no atenderlo en la cama como se merecía. Todo esto me lo confesó ella con la voz entrecortada por el llanto, ya que el pusilánime ni se atrevió a decírmelo directamente a mi, su hija Lorena de 19 años estudiante de taquimecanografía.
Nunca me llevé bien con él, pero después de lo que nos hizo lo aborreceré por el resto de mi existencia. Mi madre al no contar con el apoyo de su familia y sin fuentes de ingreso propias, estaba desamparada y no pudo proceder legalmente contra él. Así, el bastardo nos dejó en la inopia. Tuvimos que buscar otra casa, ya no podíamos cubrir la renta de aquella donde había vivido toda mi vida, tuve que despedirme de la colonia y de todas las memorias que moraban ahí.
Estábamos desesperadas por encontrar otro hogar antes de que finalizara nuestro último mes de renta pagada, tuve que truncar mis estudios para buscar un apartamento decente pero con nuestros ahorros era insostenible rentar hasta el peor tugurio de Aguascalientes. Mi madre me sorprendió un día que de la nada me dijo que había encontrado ya un apartamento baratisimo bastante similar al que teníamos, yo suspiré aliviada pero noté en mi madre una expresión agridulce, debía haber alguna ...
... desventaja en ese nuevo lugar, le pregunté pero solo me dio evasivas hasta que supo disimular bien su aflicción y actuaba con una falsa alegría.
Contratamos la mudanza y luego de 2 ajetreados días finalmente pudimos reposar un poco en nuestro aparente nuevo hogar. Estaba contenta con el nuevo barrio, se veía seguro y los vecinos eran casi todos mamas solteras y matrimonios jóvenes, no parecía haber vecinos problemáticos, aunque me llamaba la atención que la mayoría de los inquilinos eran mujeres, a lo mucho habia visto 3 hombres en un edificio de 12 apartamentos. En resumen, las mamás solteras eran Sonia (mi mamá), Laura, Esmeralda, Celia, Helvira y Yolanda; las casadas eran Alejandra, Leticia, Gabriela, Diana, Natalia y Berenice.
Al paso de los días creo que me dí cuenta de la pega que tenía el nuevo edificio, y es que Fermín, el arrendador, vivía en la planta baja, en un cuartucho que más bien parecía almacén, era un tipejo canoso calculo que de 55 años, desaliñado, alopécico, vulgar y sin dudas depravado. Lo veía sentado en una silla plegable al lado del pasillo de entrada del edificio, frente a su cuartucho, ahí tenía una vista total de la entrada y si alzaba la vista podía ver por entre los escalones, desde ahí observaba como él no despegaba la vista de todas las mujeres que entraban y salían, especialmente les miraba el culo. Ni que decir cuando mi mamá me llevo a conocerlo, el anciano me desnudaba con la mirada y era un manolarga con ella, pues mientras platicabamos le ...