Fermín el casero perverso
Fecha: 11/01/2025,
Categorías:
No Consentido
Tus Relatos
Autor: Anónimo, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... renta jaja—
—Si, lo sé señor, pero mire le insisto en que si me espera podría darle 8,000 pesos por este mes, solo vamos a estar un mes aquí, por favor pienselo— dijo mi mamá con voz queda.
—Shhh, no quiero escuchar más balbuceos, ya te dije que el dinero no me interesa y sabes a lo que te atenías desde que aceptaste mudarte aquí, todas tus vecinas pagan la renta del mismo modo no te sientas mal jajaja—
—Po… por favor señor, vea en qué situación estaba no tenía otra opción, se que podemos negociar de otro modo—
—Si quieres negociar no tienes que convencerme a mí sino a él— dijo el anciano mientras se bajaba los pantalones, liberando su arrugado y asqueroso pene, que comenzó a oscilar vulgarmente.
El hombre se quitó los pantalones y los zapatos mientras mi madre estaba inmóvil con la mirada perdida. Yo no sabía qué hacer después de lo que oí si salía ahorita y entre las dos lo matábamos, quién sabe qué consecuencias tendríamos. El vejete se acercó semidesnudo a mi madre y la abrazó, yéndose sus manos directamente a sus nalgas, las cuales manoseó vilmente, luego le metió una debajo de la falda acampanada para acariciar ahora la piel de sus nalgas.
—Tranquila nalgona, si tratas bien mi verga nunca te faltará techo, ni comida ni ropa, a tu hija tampoco eh, mientras ábreme la boquita— dijo el viejo mientras acariciaba la barbilla de mi madre.
Ella obedeció y el hombre introdujo con lascivia la lengua en su boca, comenzando una serie interminable de besos ...
... salivosos, que mi madre correspondía a duras penas. El viejo aprovechó para empezar a desnudarla, le desabotonó la blusa y ella dócilmente estiró los brazos para que se la quitara, luego le jaló el sostén y de un único y ágil movimiento este cayó al suelo, liberándose sus turgentes pechos.
El viejo dejó de besarla y empezó a sobárselos:
—Mamacita, las tienes como me encantan, redonditas, suavecitas y con las areolas grandotas, estos si son manjares— dijo mientras le toqueteba y apretaba las tetas bruscamente.
Luego se las empezó a chupar y lengüetear como poseso, mordisqueándole los pezones y escupiendo en medio de ellas, las dejo bien barnizadas de saliva, fue entonces que se sentó en nuestro sillón.
—Pocas viejas tienen las ubres tan bonitas, pero dejame ver si las sabes usar putita— dijo el hombre mientras abría las piernas y agitaba su verga.
Mi madre entendió el mensaje y se arrodilló en medio de ellas, con las tetas ensalivadas le arropó la verga y presionandolas como tornillo de banco las frotó alrededor de su verga con frenesí. El hombre sonrió complacido y alzaba la cadera para aumentar el frotamiento, su verga se deslizaba como mantequilla entre ambos promontorios de carne, y cuando ella se detenía la verga desaparecía entre ellas, apenas y sobresalía la punta del glande. Ese viejo encima era un pitochico.
—Ahhh, espérate que me vas a deslechar sin haberte cogido, mejor enséñame esas petacotas que te cargas, ya varios días aquí y parece que no te has ...