Una experiencia muy caliente - Relatos Eróticos

Una experiencia muy caliente

... helado" dije mientras cepillado su lomo. 

Luego de cepillarlo. Me senté en una butaca que estaba en una esquina,  llegaba a la altura de las patas del caballo. Él posó su cabeza sobre mí hombro y jugó un rato con mi cabello. Yo reía mientras le acariciaba tras las orejas. Luego, llevó su cabeza entre mis piernas y se quedó quieto un esto, solo moviendo la cola. Le toqué la crin, hasta que sentí como empujaba su hocico tratando de abrir mis piernas. Creí que tenía frío y por eso quería sentir calor, por lo que cedí y separé un poco mis piernas. 

Mi sorpresa fue ver como olfateaba con fuerza mi entrepierna y trataba de quitar la tela que, estorbaba suavemente con su hocico. Me mordí el labio. Se sentía bien como rosaba su hocico con mi calentador. Las imágenes de Regina y Lucio vinieron a mi mente. Nuevamente sentí el cosquilleo en mi vulva. Miré alrededor. No había nadie. 

No lo pensé mucho. Me bajé el pantalón con todo y calzón y abrí mis piernas. Garañón no tardó mucho en llevar su nariz a mis partes nobles, para luego olfatearla y comenzar a lamerme. La sensación más deliciosa del mundo fue sentir como su lengua larga pasaba desde mi ano hasta mi clitoris. Me acomodé mejor para que tuviera más acceso a mi taza y mi coño. Lo escuchaba relinchar mientras continuaba olfateando y lamiendo mi vagina. 

"Ay, Dios" suspiré en un gélido ahogado. Dirigí mi mirada hacia su miembro. Era enorme, negro y botaba líquido en la punta. Se me hizo agua la boca. Me bajé y me dirigí ...

... a su verga. La tomé con las dos manos y sin vacilar empecé a lamer y chupar la punta. Sabía dulce. Estuve un buen rato mamándole la verga al caballo hasta que sentí como trataba de embestir mi boca. Me paré y me desnudé. Moví el taburete para colocarlo debajo. Tomé su miembro y me acosté lo mejor que pude mientras introducía la punta en mi vagina. Estuvimos un rato en eso hasta que Garañón decidió que quería más. En un solo movimiento, el empujó su miembro dentro de mí. Yo grité pero tapé rápidamente mi boca. 

Él continuó en ese vaivén, dándomelo todo. Metiéndome su verga hasta donde podía. Yo solo veía estrellas mientras sentía como me dejaba el coño todo abierto. No podía evitar gemir mientras era penetrante por un caballo. Era tanta la satisfacción con tuve al menos unos tres orgasmos gracias al placer que me causaban sus embestidas. 

"Ay, sí. Dame más duro" mi voz sonaba entre cortada. "Sí, así. Quiero que me llenes. Quiero que me hagas tuya" 

No podía evitar sentirme febril, excitada y con ganas de ser llenada. Sentí que estaba en mi clímax cuando un líquido caliente y espeso fue arrojado dentro de mí. El caballo se estaba corriendo y eso me ponía a mil. Estuvo unos minutos echando su semen, sentía como escurría fuera de mi vagina. Era demasiado. 

Luego de un rato, Garañón salió de mi interior. Mis piernas no respondían. Llevé mis manos a mi vagina y estaba toda caliente y llena de semen. Sentía todos mis muslos internos pegajosos. Traté de salirme y ponerme ...