¡VOLVER A LOS 17! 2 - Relatos Eróticos

¡VOLVER A LOS 17! 2

... tomó la pija y la ubicó justo a su entrada… Se fue sentando…, despacito…
-¿No te duele, mi amor? – No sé si Alcira estaba preocupaba por la concha de su hija, o porque yo estaba dedicado a ella… 
-No mamita, para nada. Dani me la abrió muy rico, y ahora puedo tragármela toda, sin problemas. 
-Vení, Alci, tesoro, sentate sobre mi cara… - Alcira no lo dudó. Se acuclilló a la altura de mi boca. Uno de mis vicios preferidos: chupar conchas. No despreciaba ninguna…, aunque, sin la menor duda, prefería las conchitas de niñas…, como Sylvia, justamente… Pero…, la dejaría para otro momento…
	De todas maneras, Alcira era deliciosa, y sus orgasmos, que derramaba generosamente, son exquisitos.
	Pero…, claro, no quería pasar mi vida únicamente con estas dos mujeres, aunque sean deliciosas. Luego de una hora y media, más o menos, de polvasos, puse el pretexto del trabajo. Nos bañamos juntos, con refregadas y toqueteos de todo carácter y, luego de vestirnos, nos despedimos. Les pedí qué si se iban, no se olvidaran de cerrar y se quedaran con las llaves…, y me fui urgente a ver a Kirky. 
	En realidad, mi interés era ver a su abuela, quien siempre demostraba su “cariño” y atracción hacia mí. ¡No sé por qué! ¡No me interesa averiguarlo! Es cierto que yo parecía mayor a mis 17 años…, pero no tanto para que algunas mujeres más veteranas, tuvieran extraña atracción hacia mí. ¡Aunque lo notable es que estaban tiernas a partir de mi relación con sus nietas…! ¡Cosa rara! 
 	Estaba casi ...

... enloquecido. Realmente, ¿me darían bola las madres y abuelas de las pibas que me cogía…, solamente porque lo hacía con ellas?

-Dani, tesoro, hoy no tenés compañía… - Esa palabra, “compañía”, sonaba muy especial en la boca de la abuela de Sylvia. – Ninguna de mis nietas vendrá; todas tiene muchas tareas…
-No importa, señora…, estando la posibilidad de verla a usted…, todo lo demás está demás… - Mi caradurés no tiene límite.
-¡Jajaja! ¡Dani, sos un pícaro mentiroso! – La abuela, Azucena, estaba en el jardín, frente a la vivienda. – Seguro que si te invito a entrar me vas a dar un pretexto para no hacerlo…, dado que no está mi nieta. ¡Jajaja!
	No creo que ella lo crea así. Le había demostrado muchas veces en miradas y palabras, todo lo buena que ella me parecía… Nunca se lo dije directamente, por temor a ofenderla…, además de los 30 años de diferencia… Además, con lo que me había dicho no me quedaba otra.
-¡Señora! ¡Jamás le diría que no! – Era absolutamente sincero. Tener cerca sus tetas, su culo y sus piernas, sería la gloria para mí, aunque no pudiera tocar nada.
-Bueno, está bien. Veremos si me convencés… ¡Pasá, por favor! – Y me abrió el portaloncito de ingreso, que daba al jardín…, luego, a unos seis metros, estaba el ingreso a la vivienda. - ¡Ahora no te podés negar!
-¡Jamás me negaría a una invitación suya, cualquiera que ella sea…!
-¿Aunque no esté mi nieta? – Azucena insistía con la nieta.
-¡Señora! Usted es lo importante, no importa quien tiene de compañía… - Me ...