¡EL ARTE ES EL ARTE! - Relatos Eróticos

¡EL ARTE ES EL ARTE!

Valeria, la alumna de sexto, alentada por Sofía, está buenísima. ¡Hasta con el guardapolvo se notaban sus tetitas y su culazo! ¡Y estaba tan excitada como yo!
-¡Qué suerte que la seño me eligió!
-¿Te eligió? - No entendí que quiso decir con eso.
-Si, claro. Nos había dicho que, si a algunas de nosotras nos interesaba estar con usted, ella iba a hacer las gestiones para que eso fuera posible… - ¡Hasta ese lenguaje tan académico me extrañaba! – Y…, bueeee…, ingeniero…, a mí me… gustó mucho…, no sé cómo decirlo…
-¿Qué cosa?
-Bueeee…, ¿sabe…? Aquí no vienen muchas personas… como usted…, la verdad… - Valeria titubeaba. – Yo…, bueeee…, tengo muchas ganas de…, bueee…, tenerlo de “compañía…” – Ese tono de “compañía…” – Siiii…, ¿puede ser… ingeniero Dani…?
-¡Todo lo que quieras, tesoro! Pero…, dame tiempo… para encontrar un lugar… para estar… solos…, ¿verdad?
-¡Si! Claro, ingeniero Dani…, lo que usted diga… ¡tengo muchas ganas!
-Dame un par de horas… Al final del turno de la escuela te paso a buscar…
-¡Si, claro! ¡Lo espero! – A la nena no le importó para nada que sus compañeras y compañeros estuvieran al tanto de nuestra “travesura” - ¡Voy a estar “preparada”!
	No sé qué me quiso decir con eso de “preparada”. De todas maneras, al final de los turnos… - era de doble escolaridad -, a eso de la 5 de la tarde, estuve en la puerta de la escuela. ¡Pueblo chico, infierno grande! Nunca había visto aglomeradas en la puerta de la escuela a madres algunas. ¡Todos los alumnos iban y ...

... volvían solos! ¿Qué diablos podría pasar en ese pueblo? El más lejos estaba a 500 metros. ¡Ahora era una multitud! 
	Valeria, totalmente decidida, salió con su mejor sonrisa, me abrazó y me dio dos besos en las mejillas… muy cerquita de las comisuras.
-¿Dónde vamos, ingeniero? - ¡Para que nadie tenga dudas, lo dijo bien alto!
-Ya verás… - Y le sonreí. Para ella es toda una hazaña que haya “logrado seducir” al forastero, profesional, joven y elegante; ¡es la heroína del pueblo!
Ya que estaban todas, y ella es tan explícita, la tomé de los hombros. ¡Si iba a ir preso, el comisario me acompañaría! Me habían dicho, para mi tranquilidad, que el guacho se cogía a todas las nenas…, con el beneplácito de los padres…, que de esa forma evitaban sanciones… ¡Toda buena gente!
Nos fuimos caminando tranquilos. Fuimos hacia mi “residencia”. Tanto la patrona como Sofía, estaban apalabradas por mí. ¡Tendrían su momento!
Cuando entré, la patrona, Paula, nos saludó muy afectuosamente. 
-¡Hola, tesoro! Veo qué estás muy bien acompañada. ¡El ingeniero es un amor! – Sonreía ampliamente…, y nos tiró un beso con su mano… - ¡Te va a cuidar muchísimo!
	No entendía tantos elogios. Sabía perfectamente que yo cumpliría mi promesa. Ya lo había hecho una vez, a las apuradas, apenas chupándole la concha. ¡Paula quedó en los cielos! Ella me lo dijo…: ¡nadie lo había hecho tan rico!
-¡Está todo limpito ingeniero! ¡Con sábanas nuevas! – ¡Seguía su adulación! – Valeria, mi amor, ¡vas a ver lo lindo que ...