¡EL ARTE ES EL ARTE! - Relatos Eróticos

¡EL ARTE ES EL ARTE!

... lo vas a pasar!
	Entramos al dormitorio cerrando, bien asegurada la puerta. 
-¡Ja! ¿Tiene miedo a que entren? – Valeria sonreía encantada. Estaba entusiasmada en ser mi amante. - ¿Doña Paula es muy curiosa?
-No, no es por eso. Es que ella tiene sus ganas. – Lo dije con toda alevosía, para que sepa que ella está antes que la patrona. – No quiero que se inmiscuya…
-¡Tal vez quiera hacer un trío! ¡Jajaja! – La guachita ya sabe lo que es un trío… ¡nada inocente!
-¡Se va a quedar con las ganas! ¡Hoy sos vos solita! – Nos besamos ardientemente, mientras mis manos, desde su culo, retiraban su pollera. Ella desprendía mi cinturón. En cuanto me bajó los pantalones, me la agarró con la mano. La desnudé entre ardientes besos de lengua. 
-¡Qué besos, Dani! ¡Cómo me gustan! ¡Sos genial! – Evidentemente, no estaba muy acostumbrada al sexo lujurioso. ¡Se lo voy a enseñar!
	Terminé de desnudarme. La hice arrodillar sobre la cama y me paré a un costado, con la pija bien el palo, por supuesto.
-Amorcito…, chupámela… - La acerqué y se la puse entre los labios. – Abrí la boquita y chupá, como si fuera un helado palito, con lengua y labios. No usés los dientes…
	Se la introduje un poquito más. Valeria pasó la lengüita por el glande. Me estremecí. Me apretó el tronco son sus labios. No dejaba de sentir la lengua en el meato. La boca estaba húmeda y caliente. Entre su lengua y sus labios me estaba llevando al paraíso. ¿Cómo es posible que una criatura que apenas está en sexto grado ...

... pueda dominar el arte de la mamada? Algunos dirán que es el instinto femenino…, uno de los tantos que tienen para ser felices…, y hacernos felices a los varones. 
	Miraba todo lo atentamente que podía, dado que era tanto el placer que me brindaba, que el estremecimiento me hacía perder la visión continua. La pija, a la salida de su boca, brillaba por la humedad que generaba la saliva. Hacía un suave mete y saca. No es lo mismo que en la concha o el culo. Hay que tener más cuidado. Puede lastimar más fácilmente. El “cuadro” era bellísimo. Hacia los pies de la cama está un imponente ropero o armario, con un espejo que ocupa toda la puerta principal del mueble, 80 por 180 centímetros aproximadamente, en el cual se visualiza perfectamente la hermosa tarea que brindamos Valeria y yo. Claro, yo podía girar la cabeza y ver la magnífica imagen. ¡Gozaba por partida doble! Veía la pija entrando y saliendo de la boquita de Valeria, y me veía a mí mismo como me movía haciendo el mete y saca. Valeria, arrodilladita, sentada sobre los talones. Sus manitas tomaban mis muslos, mientras su boquita, placenteramente, mamaba la pija. ¡Qué cuadro que se perdió Botticelli! ¡Este sí qué es “el nacimiento de Venus”! ¡No hay diosa más voluptuosa que Valeria! 
	Se la saqué antes de acabarle dentro.
-¿No me das la lechita para que me la tome?
-Ahora no mi amor, luego… Ahora te quiero perforar el culito…
-¡Ay sí! ¡Dale, dale!
	En la habitación de la residencia tenía todo lo necesario para que mis ...