Mis Memorias xxx 1 - Relatos Eróticos

Mis Memorias xxx 1

Amigos buenas noches, me llamo Maruja pero me dicen Maru, estoy por cumplir 60 años y próxima a partir debido a un cáncer terminal.

Sin llegar a ser puta, llevé una vida muy liberal pero siempre mostrándome como una chica o señora decente, pero mi vida completa no la sabe nadie y quisiera dejarla plasmada en éstos relatos en forma completa, desde que tuve uso de razón, hasta quedar postrada, esperando llegue mi día.

No tengo nada que reclamarle a la vida por qué la viví al 100 y me voy muy satisfecha por todo lo que recibí, pero no me cansaré de pedir disculpas a los que sufrieron por mis actos.

Durante el día estoy muy ocupada atendiendo las visitas de amistades o al doctor que viene a verme y sólo por la noche en qué me quedo sola podré escribir mis memorias, ojalá me alcance el tiempo para terminar y poder leerlas por completo.

Una amiga me dió la idea y toda la información para ingresar con mi celular y hacerles saber de todo lo que pasamos todas o casi todas las mujeres a lo largo de nuestra vida y siempre callamos.

Crecí en una casa mediana con mis padres y mis tres hermanos. Dos hombres y una mujer. Yo era la mayor y la más despierta de la familia.

Mi madre nos atendía en la casa y era bien sumisa, haciéndole berrinches cuándo queríamos y ella en lugar de castigarnos, nos rogaba para que cambiemos. 

Mi padre en cambio era un ogro, que con sólo una mirada nos manejaba y hasta mi madre le tenía miedo. Él era militar y le gustaba que le hagan caso ...

... en todo, si no, nos gritaba como loco.

Nosotros eramos estudiantes promedio, cuidando no sacar un rojo por qué mi papá nos encerraba en su cuarto para darnos con la correa.

Cuando mi mamá venía a vernos por la noche yo me hacía la dormida y después, los escuchaba gemir a los dos y por curiosa una noche salí de mi cuarto para averiguar por qué lo hacian 

Por un huequito los ví calatos y mi mamá de rodillas soportaba el peso de mi papá que estaba montado en ella moviéndose violentamente. Dándome miedo regresé a mi cuarto.

Dentro de mi inocencia pensé que jugaban entre ellos y pasaron los días y yá no le daba importancia a los gemidos y me dormía. Pero un día me volvió a picar la curiosidad y volví a mirar y mi mamá calata se metía a su boca el pene grotesco de mi papá y los dos lo estaban disfrutando. Lo dejé ahí yéndome a mi cuarto, pero con la inquietud a mil. Éso yá no era un juego. Por qué haría éso mamá ?

Al tercer día que volví a escuchar los gemidos regresé al hueco a mirar y mi papá tendido encima de mamá le metía su pene ahora más grueso que la vez anterior por su vagina haciéndola gemir. Quise entrar a defenderla, pero por meterme mi papá me podría agarrar a correasos. De la impotencia solté dos lágrimas yéndo a mi cuarto triste.

Pero por la mañana, ella lo trataba con mucho cariño, que no me explicaba la actitud demasiada sumisa de mamá.

Llegué a ver ésta escena en dos oportunidades más y con los meses en el colegio, escuchaba a los mayores que ...