1. Morena (Parte 1 de 2)


    Fecha: 23/12/2018, Categorías: Microrelatos, Autor: dulces.placeres, Fuente: CuentoRelatos

    Todo se remonta a mi infancia, cuando mi madre me inscribió en una escuela de patinaje artístico en un modesto club de barrio.
    
    Fue en esos años, cuando una deja de ser niña y empieza a querer ser mujer, nuevas compañeras, nuevas amistades, nuevas aventuras, cuando dejamos las muñecas y empezamos a ver a los chicos con otros ojos.
    
    Entre todas, Morena se transformaría en mi mejor amiga, confidente, esas con las que compartes todos tus secretos, hasta los más íntimos, esos que no le cuentas a tu madre, ni al cura en confesión de domingo.
    
    Una niña alegre, desinteresada, cómplice, una petisa muy bonita.
    
    Ya entrada nuestra adolescencia, empezaron los noviazgos, mi primer beso, la pérdida de mi virginidad, mi primer amor, mi primer desengaño, mis primeros amores, mis primeras lágrimas. También descubriría que Morena había tomado otro camino, a ella le gustaban las chicas, se declaraba lesbiana, un secreto que no muchas sabíamos, en su familia nadie lo sospechaba, y era algo que a ella la avergonzaba sobremanera, pero confiaba en mi ese gusto por otras mujeres.
    
    Una tarde como tantas, habíamos salido de compras de amigas, fuimos a un shopping y paramos en un bar un tanto apartado por un par de cafés y unas facturas.
    
    Hablábamos cosas de mujeres, pero de pronto ella me hizo un juego tan viejo como la humanidad, y pequé de ingenua, empezó a pestañar fingiendo que algo se había metido en su ojo, y me pidió que la ayudara, que viera que tenía, me acerqué lo suficiente ...
    ... para estar a su alcance, solo para que ella se estirara de golpe y me diera un tremendo beso, juntando sus labios con los míos.
    
    Me aparté espantada mirando el entorno, me puse roja de vergüenza, que diablos le pasaba, por qué había hecho eso? Fue cuando me confesó que se había enamorado de mí, fue de repente, de improviso, no sabía que decir, que hacer, como reaccionar, no estaba preparada para eso, ella se rio de mi cara, me dijo que solo la dejara amarme en silencio, así que solo le advertí, podía darle mi amistad, mi cariño, mi comprensión, pero no podía darle amor, lo mío eran los chicos, y me parecía sumamente cruel aventurarla a algo que jamás sucedería.
    
    Y yo la dejé pasar la barrera de ese primer beso, lo confieso, nos enredamos en inocentes aventuras sexuales, me gustó jugar su juego, aunque siempre tuve claro que era solo eso, porque todo estaba claro, yo ponía sexo, pero ella ponía sexo y amor.
    
    Mi placer no iba más lejos que eso, placer, y lo dejaba en claro cada vez que podía, nunca sentiría amor por Morena.
    
    Pasaron un par de años más, ya tenía veinte, nuestros juegos lésbicos siguieron siendo un secreto guardado bajo siete llaves, fue cuando conocí Milton Vargas un chico mayor que yo, que en ese momento estaba recibiéndose de médico, el me impactó a primera vista, un tipo inteligente, de mente avispada, de proporciones justas, de cabellos oscuros y tez morena, donde resaltan dos ojazos cafés que me atraen como un faro atrae a un barco en medio de la ...
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