1. Secreto a cuatro voces 3: Los dos hoteles


    Fecha: 24/12/2018, Categorías: Primera Vez Autor: Sirena y Triton, Fuente: CuentoRelatos

    ... una cuca muy rica”. “También me gusta cómo me lo lames y me lo chupas”. Tamy, al oír lo que estaba esperando, se relajó nuevamente y sin ninguna barrera comenzó a decir: “Tengo casi diez días que no me acuesto con César ni con nadie, esperando poder cogerte a ti”. “Últimamente sólo me gusta tener tu huevo dentro de mí cuca”. Y culminando esas palabras logró otro orgasmo rápidamente.
    
    En aquella habitación del último piso, ya había pasado un rato y César aguantaba el orgasmo, logrando que Carolina lograra terminar una vez más. Él le apretaba las nalgas como si no hubiera en el mundo un mejor culo. Sorprendentemente se retiró y se colocó el preservativo, y no habían pasado sino unos segundos, después de penetrarla nuevamente, cuando soltó todo el semen. Se sentía las ganas que tenía de terminar dentro de Carolina. Por un momento se quedó como petrificado, y luego cayó de espaldas en la cama sin poder pronunciar una palabra. Hubo un largo momento de silencio, donde ambos estaban ente dormidos y despiertos. El olor a sexo, perfume y a hotel impregnaba todo el ambiente. Carolina observaba a César totalmente rendido. Era evidente que su condición física no era de las mejores. Él era un hombre típico de la ciudad: Latino, con cabello que denotaba una ascendencia afroamericana, físico un tanto descuidado y un abdomen producto del consumo habitual de cerveza. En mucho tiempo César no se había sentido tan cansado. Aguantar el orgasmo no había sido para nada fácil.
    
    Carolina se ...
    ... durmió casi inmediatamente, parecía que había entrado en una especie de coma. Su cansancio era muy fuerte. En algunos instantes de la noche, César trató de abrazarla y besarla, pero ella inconscientemente lo rechazaba cada vez. Era como si el acercamiento no le permitía respirar del todo bien. De alguna manera, él tampoco tenía mucha disposición a continuar tan intensamente durante aquella sesión y por eso no tuvo mayor reparo con aquella actitud.
    
    Más al sur en la ciudad, Roberto encima de Tamy, esperando que esta lo volviera a abrazar con piernas y brazos, se sorprendió cuando esta lo levantó con los brazos y se movió para cambiar de posición. Él se retiró un tanto y ella se volteó acostándose boca abajo y subiendo un poco sus caderas. “Ya sabes lo que quiero Roberto”, dijo. Después de acomodarse, este la penetró lentamente por el ano, dejando que el ritmo lo establecieran las caderas de ella. Ya con el bombeo acelerado, ella gritaba: “Me estas volviendo loca Roberto, nunca había pensado que me gustaría tanto que me cojas por el culo”. “Me encanta culear contigo”. Esto colocó la guinda del helado y este no aguantó más: Le soltó el semen dejando escapar un rugido.
    
    Después de unos minutos él se levantó, se quitó el condón y se acostó al lado de ella, dejando el pene, ya un tanto flácido entre las nalgas de esta. El olor combinado de humedad de bosque, sexo y del perfume de Tamy, los rodeaba mientras se quedaban dormidos. Un beso y un toque itinerante fueron las actividades ...
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