1. Masturbación de madre a hija.


    Fecha: 25/12/2018, Categorías: Incesto Autor: LadyClarisa, Fuente: SexoSinTabues

    ... hermosas gemas. Su pelo rubio caía como una cascada por detrás de su espalda blanca surcada de pecas. —¿Qué es, mamá? —su tierna voz me llamó la atención. Estaba concentrada en sus muñecas, jugando con ellas como si fueran una alegre familia homosexual. Yo le había enseñado a mi hija que las lesbianas y los gays podían formar familias también, y gracias a eso, me aseguraba de que no creciera con tabúes. —Amor ¿recuerdas los que pasó la otra vez en la ducha? Te estabas tocando la vagina. Su carita se sonrojó y desvió la mirada. Esa tarde yo le había llamado la atención, diciéndole que no estaba bien que se tocara allí. Ahora tenía que componer esa mala experiencia para no dejarla traumatizada. —Dijiste que estaba mal. —No, en realidad es algo que tienes que hacer, pero cuando tengas más edad. Como a los catorce o quince. —Pero se siente bien —sonrió con nerviosismo. Suspiré. Tenía que darme prisa y terminar con esto cuanto antes. —Anda, ven a la cama. Voy a hablarte un poco sobre las vaginas. Nos trepamos al colchón. Le dije a Laura que se acostara cómodamente sobre las sábanas y que abriera sus piernas. Ella lo hizo con timidez. Tomé los elásticos de sus shorts y se los quité. Ella rio, con la cara tan roja como un tomate. Yo estaba acostumbrada a ver a mi hija desnuda. Después de todo era su madre, pero verla esta vez me produjo un alarmante calorcito. —Bueno… vamos a empezar. —¿No te vas a desnudar tú? —Tienes razón —le guiñé un ojo. Admito que también me ruboricé mientras ...
    ... me quitaba la falda y la tanga. Los lancé lejos y expuse mis vagina para ella. Estábamos frente a frente con las piernas bien abiertas. Ella se quedó anonada mirando mi clítoris. Dado que yo siempre andaba depilada, tenía una visión perfecta de mi raja. —Es más grande que la mía —dijo. —Claro, porque soy una mujer adulta y tú todavía eres una nenita. No obstante, las vaginas funcionan igual. Ahora quiero que hagas lo que yo ¿vale? —Sí. Era como un juego para ella, y me gustó que permaneciera así. —Esto es un clítoris. Abre tus labios, así. Ella separó los labios de la boca. Me carcajeé. —No, amor. Los de tu conchita. Estos. Con los pulgares, Laura se descubrió toda. Eran unas carnes tiernas y rosadas. Su clítoris lucía como una pequeña semilla y no era más grande que la uña de su dedo menique. —Trata de meter un dedo, lo más que puedas. Justo así. Eso no estaba en el guión, pero hice que copiara mis movimientos. Penetré mi interior. Estaba hirviendo y mojada. Laura quiso hacerlo, pero se extrañó cuando se dio cuenta de que le resultaba más difícil. —¿Cómo lo hiciste? —Cuando las niñas nos convertimos en mujeres, tenemos que estar con hombres. Ellos meten su… pene, aquí dentro y nos ayudan a abrir. Por aquí salen los bebés. —¡Pero si es un hueco chiquito! —No importa. Se expande ¿ves? —tiré de mi abertura para que ella viera que podía estirarse más. Laura estaba más que sorprendida—. Ahora vamos a hablar sobre la masturbación. Eso es un acto que todas las personas hacen para ...