1. La historia de Claudia (5)


    Fecha: 26/12/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... no le quedó otro remedio que emplearse como sirvienta.
    
    Claudia no podía creer lo que estaba escuchando, esa sarta de falsedades que Blanca le había soltado al vendedor sólo para humillarla, y para colmo ya no podía ni siquiera pensar en irse a la calle, porque habría sido para ella un escarnio exhibirse así vestida.
    
    -Y sí, señora, ya sabemos cómo son estas chicas bien. –acotó el encargado. –Viven en una burbuja, ignoran las vueltas de la vida y cuando tienen que agachar la cabeza y ganarse el peso les cuesta mucho.
    
    -Claro, señor, y en el caso de esta chica –y señaló a Claudia con la cabeza mientras la tomaba del brazo -los padres fueron gente más preocupada por sus negocios que por la educación de ella. Nunca le dieron una paliza para corregirla en sus indisciplinas y caprichos, cuando todos sabemos lo efectivas que son las palizas para educar, ¿no es cierto?
    
    -¡Pero por supuesto, señora! ¡qué me van a venir a mí con la sicología y que hay que hablarles y todas esas pavadas! ¡Una buena paliza en la cola! ¡Eso es lo que hay que hacer! –se exaltó el encargado.
    
    -Estoy totalmente de acuerdo, señor. –dijo Blanca riéndose por dentro. –Por eso yo a ésta –y volvió a señalar a Claudia. –no dudo en darle por todo lo que no le dieron sus padres. ¿Comete un error? paliza. ¿Se me insolenta? paliza. Y así le voy enseñando a comportarse.
    
    -Y lo bien que hace, señora. –dijo el sesentón mientras Claudia seguía el insólito diálogo con la barbilla pegada al pecho.
    
    Bueno ...
    ... –le dijo Blanca. –andá a cambiarte que nos vamos. –y momentos despues, ya en la calle y llevando la bolsa con el vestido, la joven dijo como si hablara para si misma
    
    -¿Hasta dónde piensa llegar?
    
    -No tengo límites. –fue la fría e inquietante respuesta. Después subieron a un taxi y apenas el automóvil se puso en marcha con destino a la dirección que Blanca le había indicado al conductor, Claudia se atrevió a preguntar adónde iban.
    
    -No vuelvas a abrir el hocico sin mi autorización. –le contestó Blanca fulminándola con la mirada. –Ya vas a saber adónde vamos.
    
    Cinco minutos después el taxi se detenía frente a una veterinaria atendida por una chica rubia de no más de 20 años.
    
    Blanca le explicó que andaba buscando un collar de cuero con cadena para una perra que acababan de regalarle.
    
    -¿Qué tamaño tiene la perra? –preguntó la vendedora.
    
    -Es grande. –le contestó Blanca. Entonces la rubiecita le mostró dos collares, uno rojo y el otro negro, éste último con detalles de metal plateado. Blanca eligió el negro, lo dobló y lo apoyó en el cuello de Claudia, que al sentir el contacto retrocedió poniéndose colorada.
    
    -Sí. –dijo Blanca sonriéndole a la vendedora. –Está perfecto para mi perra. La chica la miró y después miró a Claudia y en sus ojos había algo así como una sospecha de una relación especial entre ambas mujeres.
    
    -¿Va a llevar ése, entonces? –preguntó.
    
    -Sí, querida. –le contestó Blanca. –Y ahora mostrame recipientes de comida y bebida que también ...
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