La historia de Claudia (5)
Fecha: 26/12/2018,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... necesito.
-Recipientes tenemos de aluminio y de plástico. –explicó la vendedora y cuando le mostró algunos de ambos materiales Blanca optó por dos de plástico, uno azul y el otro rojo. Los tomó y le dijo a Claudia sonriendo: Mirá qué lindos que son. ¿Te gustan?
La joven le dirigió una mirada suplicante y se apartó hacia un rincón del local, donde quedó con los ojos clavados en el piso.
La vendedora la siguió con la mirada, después miró a Blanca, se puso colorada y agachó la cabeza. La secuencia hizo entrar en alerta a Blanca, como a un cazador cuando divisa una presa. Apoyó los recipientes en el mostrador y con voz firme lindante con lo autoritario le dijo dejando de lado la amabilidad que había estado empleando con la chica:
-Quiero algún alimento también.
-Su perra es adulta, ¿cierto, señora? –le preguntó la vendedora hablándole en un tono más bajo que hasta ese momento y llamándola "señora" por primera vez.
-Acertaste como si la conocieras. Sí, es una perra adulta. –dijo Blanca y entonces la rubiecita fue hasta uno de los estantes y tomó una bolsa de tamaño regular.
-Este alimento es muy bueno para perros adultos, señora. Viene en palitos multicolor, tiene buen sabor, es fácil de masticar y contiene nutrientes.
El trayecto de ida y vuelta le había posibilitado a Blanca observar más detenidamente a la vendedora. Delgadita, de estatura regular, tetas pequeñas y puntiagudas abultando bajo la remera negra, y una cola redonda y empinada que el ceñido ...
... jean azul permitía apreciar en todo su valor.
-Perfecto. –dijo Blanca. –Llevo todo así que haceme la factura.
-Sí señora. –contestó la chica y se aplicó a la tarea. Cuando le alcanzó las dos bolsas, siempre sin mirarla a la cara, Blanca aprovechó para dejarle en la mano un roce suave y largo de sus dedos. En el momento de pagar y recibir el vuelto hizo lo mismo y esta vez a la vendedora se le escapó un suspiro.
-Gracias, Señora. –murmuró bajando la cabeza todavía más.
Blanca la miró con expresión de triunfo, fue hasta Claudia, le entregó las bolsas, la tomó de un brazo y mientras caminaban hacia la puerta se volvió y le dijo a la rubiecita.
-Hasta pronto, querida. Nos veremos.
-Cuando usted quiera, señora. –contestó la chica sin alzar la mirada.
En el taxi que las llevaba de regreso a su casa, con Claudia en absoluto silencio y enjugando cada tanto sus lágrimas con el dorso de la mano, Blanca dedicó unos instantes a pensar excitada en la rubiecita. "Será el estreno de Claudia como perra de caza, aunque por lo que vi esa presa no va a ofrecer ninguna resistencia." Después volvió a poner su atención en la joven y le dijo sin importarle que el conductor pudiera escucharla:
-No te portaste nada bien, mocosa. Primero te retobaste con Inés y después te quisiste escapar del negocio donde te compré el vestido de sirvienta.
El chofer emitió una tosecita y de inmediato acomodó el espejo retrovisor de modo que pudiera ver bien a esas dos pasajeras que parecían ...