La historia de Claudia (5)
Fecha: 26/12/2018,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... que vas a pedirme que te coja.
A esa altura Claudia era un río de lágrimas y tras vacilar unos instantes dijo por fin con la voz estrangulada por el llanto y sintiendo que los dedos de Blanca la aproximaban al orgasmo:
-Por favor, señora, quiero que... quiero que me coja...
-¡Jajajajaja!... ¡Muy bien, puta, muy bien! ¡jajajajaja! ¡Claro que voy a cogerte! –gritó Blanca triunfal sacándole los dedos de la concha. -¡Voy a cogerte por todos tus agujeros! –y la echó al piso, donde la joven, que no paraba de llorar, empezó a frotarse las nalgas a dos manos en procura de aliviar el doloroso ardor que sentía tras la paliza.
Blanca la dejó que descansara un poco y fue al dormitorio, abrió una de las puertas del placard y extrajo una pequeña bolsa de plástico azul sin logo alguno y de ella un envoltorio que deshizo con movimientos casi amorosos para encontrarse finalmente con el juguete que había comprado en el sex shop y que desde la víspera esperaba para entrar en acción.
Era un arnés con dos dildos de 20 por 3 centímetros, uno a cada lado de la base triangular de cuero, de símil piel y que resultaban imitaciones perfectas del miembro masculino. Dejó el arnés sobre la cama y volvió al comedor, donde Claudia seguía tirada en el piso y secándose el llanto con el dorso de la mano. Tomó la agarradera del collar y de un tirón la hizo poner en cuatro patas para luego llevársela al dormitorio. Le ordenó que trepara a la cama y cuando Claudia vio el arnés se puso tensa y la ...
... boca se le abrió en una expresión de asombro. Blanca se desnudó rápidamente, tomó el arnés y se introdujo en la concha, entre gemidos de placer, el dildo posterior, para luego ajustar la correa a su espalda. Subió a la cama y se ubicó arrodillada ante Claudia, la obligó a abrir la boca y le metió el dildo tan adentro que le provocó arcadas. La joven movió hacia atrás la cabeza tratando de librarse, pero Blanca la sujetó por la nuca y se lo impidió riéndose sádicamente mientras la cara de la joven se iba poniendo cada vez más roja. Por fin la soltó y Claudia echó hacia atrás bruscamente la cabeza aspirando con desesperación en medio de un acceso de tos. Blanca la rodeó hasta ponerse a sus espaldas, le separó las piernas, se arrodilló entre ellas y tanteando la concha de Claudia, que seguía chorreando, entreabrió los labios y metió el dildo en toda su extensión arrancándole a la joven un prolongado gemido. Al mover las caderas de atrás hacia adelante con Claudia ya bien ensartada y jadeando de placer, el otro dildo comenzó a hacer de las suyas en su propia concha y Blanca sintió que jamás había gozado tanto del sexo. Mientras aferraba a la joven por la cadera con una de sus manos, le metió la otra por debajo buscándole el clítoris y se puso a estimularlo con los dedos sintiendo como emergía del capullo y se ponía duro en tanto Claudia jadeaba cada vez más fuerte y corcoveaba como una yegua desbocada.
-Estás gozando ¿eh, perra puta? –la humilló su violadora. –Sí, estás gozando ...