1. Alicia y sus cuñados 2


    Fecha: 27/12/2018, Categorías: Infidelidad Autor: ViejoPervertido69, Fuente: SexoSinTabues

    ... panocha de mi esposa. Con sus manos, le abría los cachetes de las nalgas, como para enseñarme el agujero del culo de mi señora, que palpitaba con dilación cuando bañaba el rostro de su cuñado con sus jugos. Cuando se quitó las piernas de mi mujer, más al fondo, miraba asombrado como Alicia, subía y bajaba su cabecita, mamando con rabia, la verga de Rolando, de pronto saltó fuera de sus labios, el garrote de mi concuño, y los peludos huevos chocaron con la naricita de mi mujer. Rolando se hincó, tomó los tobillos de mi mujer y se los puso en los hombros, apuntó su tolete en la entrada de mi mujer, y se la dejó ir hasta el fondo, movía su pelvis a una velocidad endemoniada, enterrándole el garrote, una, y otra vez, en la delicada cuevita de mi señora, que tomándolo de los cabellos, empezó a quejarse ruidosamente. -¡Ay! ¡Ay! ¡Mh! Que rico, ¡Ah! ¡Ah! Cuñadito, entiérrame tu vergota, -le decía mi señora-, cógeme con todas tus ganas, que me tienes bien caliente. Así, que rica sensación, ah, ah, uf, me coges tan rico, está tan caliente tu vergota. -Siempre te quise tener así mamacita, toda ensartada con mi reata, tienes la panocha tan calientita y cerradita, que pareciera que tu marido no te da. -Mi esposo tiene mucho que no me coje, ¡ah, ah ay! Que rico, Dios mío. Tiene su penecito muy chiquito, no se compara con el tuyo, es tan grande, que rico me la metes papito. Alicia, rotaba sus caderas circularmente, para enterrarse más la verga de Rolando. Desesperada, le dio vuelta, ...
    ... montándose ella encima de mi concuño, y se lo cogió, como si estuviera poseída, hasta que se estremeció todita por un tremendo orgasmo que le sobrevino. -¡Que cogidota me has dado!, Rolando, que rico. Rolando la puso en cuatro patas y le enterró el garrote nuevamente. Le sujetaba los cachetes de las nalgas, y se las abría y cerraba, mientras balanceaba su pelvis, empotrándole su garrote continuamente, hasta el fondo de su matriz. -¡Que pinches nalgotas tienes Alicia!, estas bien buena, para cogerte todos los malditos días. Y tus chichotas, como me encanta que se muevan cada ves que te ensartó la verga. Le embutía su reata, una, y otra vez, a una velocidad vertiginosa, las enormes chinches de mi mujer, se balanceaban violentamente con los empellones que le propinaba Rolando. Los huevos de mi concuño, chocaban deliciosamente con las blancas nalgas de mi mujer, produciendo un erótico sonido, “chac, chac, chac”. Le dio vuelta nuevamente, y se la metió de frente, hasta que de improvisto, extrajo su verga de las profundidades de mi esposa, y le escupió seis trallazos de leche, que le bañaron el ombligo y su mata de vellos, llegándole hasta sus monumentales tetas. Cuando terminó, mi esposa se metió la vergota de Rolando en la boca y se la mamó cadenciosamente, hasta que se le paró nuevamente, estaba a punto de cogérsela otra vez, pero mi suegra iba llegando. Si no hacia algo pronto, los descubriría. Me dirigí rápidamente a la cocina. -¡No hay nadie en casa! –Grité fuertemente, para ...
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