1. Por la unión de la familia (3)


    Fecha: 28/12/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    CAPÍTULO 3º
    
    Julia, esa noche, durmió poco y mal, y no porque la atormentaran crueles pesadillas, ni mucho menos, que aunque su mente estuvo poblada de imágenes, éstas, de terroríficas, nada tenían sino, más bien, del País de las Maravillas de Alicia, si bien, tampoco dejaron de inquietarla, robándole la tranquilidad del sueño. Fueron los sucesos ocurridos escasas horas antes, las emociones vividas desde lo de “Se quiere lo que se respeta, y SE RESPETA A QUIÉN SE AMA”, lo que ocupó su sueño, embriagándola de dulces goces a veces, casi atormentándola otras. En sus onirismos, se veía junto a su Álvaro, en pareja conyugal, sintiéndose querida como madre, amada como mujer y siempre respetada… Y era inmensamente feliz, dulcemente gozosa, como nunca, nunca, lo fuera en toda su vida. Pero también estaba la otra cara de la moneda, la negra, la ingrata, cuando esa felicidad, ese goce, se truncaba al escuchar una voz en lo más profundo de sí misma, en su propia alma de ser humano, que le decía, le repetía, hasta la saciedad: “INCESTO, INCESTO…TODO ESO QUE TANTO DESEEAS, ES INCETO…INCESTO…INCESTO”
    
    Al día siguiente, despertó ni demasiado tarde ni tampoco muy pronto, pues serían sobre las doce y media cuando entraba en la cocina tras ducharse, con una bata bajo la cual sólo estaba la braguita tanga, dispuesta a prepararse el desayuno; y entonces se encontró, de sopetón, con la primera sorpresa del día, ya que, sobre el office, encontró un plato con bollería, un gran vaso de zumo de ...
    ... naranja natural y un mensaje de Álvaro: “Julia, en el calienta-platos tienes una jarra de leche bien caliente, y la cafetera con café caliente. ¡Que te aproveche todo!”
    
    Y Julia se sintió plena de dicha, de tierna felicidad ante el más que inesperado detalle que su hijo, su querido Álvaro, tenía con ella. Y, sin poderse aguantar las ganas de besarle, acariciarle, decirle lo feliz, lo dichosa que la había hecho con esa atención suya tan inesperada, salió, sin esperarse a desayunar, bastante más corriendo que deprisa, disparada hacia la habitación de su ya crecidito retoño de sus entretelas. Mas, si la sorpresa del desayuno había sido de abrigo y gabardina, eso apenas fue nada comparado con la segunda sorpresa que esa mañana se llevó la buena de Julia.
    
    La cosa fue que, cuando finalmente accedió al cuarto de su Álvaro, se quedó más sin habla que otra cosa ante lo que vio, que, de no haberlo visto con sus propios ojos, ni jurándoselo sobre los Evangelios se lo hubiera creído: Ni más ni menos que ¡¡¡SU HIJO DEJÁNDOSE LAS PESTAÑAS EN LOS TEXTOS DEL TEMARIO DE LAS OPOSICIONES!!! Vamos, estudiando a todo estudiar; ¡¡¡LO NUNCA VISTO!!! Y así era, que el “mocer” ni se enteró de que la puerta de su cuarto se abría, de lo ensimismado, lo concentrado, en el estudio que estaba, que hasta que no la oyó a ella hablar, ni se “coscó” (enteró) del evento
    
    ·¡Pero qué ven mis ojos!... ¡Mi Álvaro estudiando!
    
    El muchacho, a la voz de su madre, hasta se sobresaltó, pegando un respingo en el ...
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