1. Por la unión de la familia (3)


    Fecha: 28/12/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... apabullante coche deportivo de su hijo…
    
    ·Dios mío ¿y tu coche?...
    
    ·Pus, aquí lo tienes…
    
    Respondió él, señalando un Seat Ibiza que estaba allí mismo, casi a la puerta de casa
    
    ·¿Estoo?... ¿Y tu deportivo?...
    
    ·Lo he vendido…y comprado éste en su lugar
    
    ·Pero, pero… ¿Tú te has vuelto loco, Álvaro?... ¡Un coche nuevo, que le costó un riñón a tu padre hace nada!...
    
    ·Vamos a ver Julia, que todo tiene su explicación; esa maravilla de coche, un deportivo de muy, muy alta, altísima, gama, nuevecito y, cómo no, en color amarillo chillón, para que “no se note tanto”, era un lujo asiático que yo no puedo permitirme; antes sí, cuando era un parásito viviendo de mi padre… ¿Cómo me llamaste la otra noche, antes de anoche, nada más?... Niñato malcriado, caprichoso, bueno para nada, malo para casi todo, del que mujer alguna podía fiarse, al que ninguna mujer, hecha y derecha, elegiría por compañero de su vida. Ya, desde aquella noche, desde antes de anoche, ese tipo de persona no quiero ser, sino un verdadero adulto, un hombre de verdad, en el que una mujer, en todo el sentido de tal palabra, pueda confiar y unir su futuro al de él, “per in saecula, saeculorum, amén”… Así que se acabó lo de vivir del cuento, a costa de papá, de su dinero, “per in saecula, saeculorum” también, sino por mis propios medios, trabajando como el mejor… Y en esta vida que desde ayer es y será la mía, un coche como aquél no puedo permitírmelo; sería un inútil derroche que no puedo asumir, luego ...
    ... resolví el problema eliminándolo de raíz, vendiéndolo; con su venta, me compré este otro, más acorde con mis actuales posibles, lo que mi trabajo me dé, amén de reportarme un buen “puñaíco” de pelas, un buen fondo, un colchón de protección, que me guardará las espaldas en tanto no disponga de un sueldo, unos ingresos, mínimamente decentes…
    
    Y Julia entendió las razones de su hijo, su Álvaro, encontrándolas más que razonables; incluso, se sintió orgullosa de él… Hasta feliz por lo que tal cambio representaba… La mejor forma de declarar un hombre su amor a una mujer, sin palabras, sino con sus obras, pues en absoluto se le escapaba que, si él, su hijo Álvaro, cambiaba de la manera que lo estaba haciendo, era por ella; sólo y únicamente por ella, para merecerla, para, por finales, conseguirla como su esposa y mujer… Y eso le gustó; le gustó enormemente, pues a qué mujer no le gusta sentirse querida, amada, de tal manera, hasta cambiar, por ella, su vida, dándole la vuelta como quien da la vuelta a un calcetín, volviéndolo del revés. Entonces, henchida de gozo, de tierna felicidad, se acercó, curiosa, al Seat Ibiza, mirándolo bien mirado, mientras decía.
    
    ·No, si vistas así las cosas… ¿Sabes?, hasta parece bien este otro coche; es amplio, y parece cómodo…
    
    ·Anda, entra… Siéntate en sus asientos.
    
    Y Álvaro, con el mando a distancia, liberó las puertas y, galante, abrió a su madre la del, digamos, copiloto. Julia entro en el Seat, se arrellanó a modo y manera en el asiento, ...
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